Ciencias humanas

La araña roja posible solución para el control de plagas

El genoma del ácaro Tetranychus urticae, conocido como araña roja y caracterizado por su pequeño tamaño en comparación con el genoma de otros artrópodos, abre nuevas posibilidades para el desarrollo de estrategias de control de plagas mediante la utilización de T. urticae como modelo para el estudio de la interacción entre plagas y plantas cultivas y el desarrollo de nanomateriales, según un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Este trabajo, cuyas conclusiones han sido publicadas en el último número de la revista Nature, donde ha destacado que la araña roja es capaz de alimentarse de más de 1.000 tipos de plantas y está considerado una de las principales plagas agrícolas a nivel mundial.

Las plagas de araña roja afectan a más de 150 cultivos de gran importancia económica, como el tomate, el pepino, el pimiento, la fresa, el peral, el maíz o la soja. En este sentido, el investigador del CSIC Felix Ortego ha explicado que "los resultados de este estudio abren nuevas posibilidades para el desarrollo de una agricultura más sostenible, ya que pueden llevar al diseño de estrategias de control de plagas que eviten el uso de pesticidas convencionales".

Según la investigadora Isabel Díaz, "estas estrategias podrías ser de naturaleza muy diversa, y podrían incluir desde la mejora genética para obtener plantas resistentes a la araña roja, hasta aproximaciones biotecnológicas que contribuyan a desarrollar alimentos completamente libres de plaguicidas".

La capacidad de este ácaro para alimentarse de plantas con diferentes mecanismos de defensa reside, según la investigación, en la expansión dentro de su genoma de los genes encargados de eliminar toxinas de origen vegetal.

Por otro lado, el análisis del genoma de la araña roja presenta también numerosas posibilidades en el terreno de los nanomateriales. En ese sentido, la investigadora del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica, Marisela Vélez, ha explicado "la seda que produce este ácaro tiene unas propiedades comparables a las de la seda de araña al ser un material ligero, resistente, elástico y biodegradable con gran potencial para desarrollar nuevas propiedad con la diferencia de que tiene las fibras más pequeñas, de dimensiones más pequeñas y de proporciones nanométricas lo que supone grandes ventajas para su explotación comercial".