Real Madrid

Honduras

Loco o intocable

La Razón
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De los personajes que vivaquean por el fútbol, parafraseando el dicho estelar, se podría decir que los hay con buena prensa y que los hay prensados. Sin duda, Marcelo Bielsa pertenece al primer grupo. Su peripecia mundialista así lo acredita: de tener una trayectoria parecida al seleccionador chileno, cualquiera de los muchos entrenadores «prensados» que en el mundo hay hubiese sido víctima de una campaña atroz. Pero no se puede hablar mal de Bielsa en España, quizá porque es un tío muy simpático o tal vez porque aquí se nos hace el culo pepsicola con los multimillonarios que se proclaman de izquierdas. Sin tener el gusto de conocerlo y libre de toda superstición progre, me permito recordar que se trata de uno de los cincuenta mil entrenadores argentinos que ha ganado algún título en alguna de las catorce ligas que se juegan al mes en su país. En 2002, al mando de la mejor quinta post-Maradona que contempló el Obelisco hasta el advenimiento de Messi, cayó lastimosamente en la primera fase. En Suráfrica, este Chile que prometía la apertura de las grandes alamedas que profetizó Salvador Allende le ganó por la mínima a Honduras; le robó el partido (expulsión de cachondeo, gol en fuera de juego) a los pobres suizos; pactó estúpidamente una derrota mínima contra España, que los condenaba a medirse con Brasil, y se fue a casa goleado de forma deshonrosa, sin oponer resistencia. Lo dicho, si esta actuación la firma otro con menos amigos, lo brean. El periodismo deportivo está demasiado contaminado por el prejuicio.