Estocolmo
Las calles de Estocolmo a rebosar
Es sin duda alguna el acontecimiento del año en Estocolmo, y por eso ss habitantes se han echado a la calle para ver a los invitados a la boda de la princesa heredera Victoria de Suecia y su prometido, Daniel Westling.
Las calles de Estocolmo empezaron a llenarse de curiosos esta mañana con motivo de la boda de la princesa heredera Victoria de Suecia y su prometido, Daniel Westling, que se casarán a las 13.30 GMT en la catedral de San Nicolás.
Los ciudadanos empezaron a acercarse ya a los exteriores del templo, conocido popularmente como "Storkyrkan"(La Gran Iglesia), para lograr los mejores sitios desde donde presenciar la llegada de los 1.200 invitados a la boda.
Lo mismo ocurría en las zonas de Estocolmo por donde pasará el cortejo nupcial que seguirá al enlace, mientras la Policía cortaba al tráfico el centro de la ciudad.
El transporte en metro es gratis hoy para facilitar la movilidad de las cerca de 250.000 personas que se espera acompañen al cortejo o sigan la boda desde alguna de las cuatro pantallas gigantes instaladas para ello.
En Ockelbo, localidad al norte de la capital donde se crió Westling, se ofreció un desayuno gratis para todos aquellos que se acercaran con una flor en el pelo, y las celebraciones continuarán durante todo el día, al igual que en otras localidades de Suecia.
La boda entre Victoria, de 32 años, y Daniel, de 36, culmina una historia de amor que comenzó en 2001, cuando él era su entrenador personal en un gimnasio de Estocolmo, y que ha tenido que superar el recelo de familiares y amigos, principalmente del Rey.
Carlos XVI Gustavo autorizó finalmente la relación y permitió el anuncio del compromiso oficial de boda en marzo de 2009.
La elección de la fecha del enlace no es casual, ya que existen varios precedentes de bodas ese día en la familia real sueca, el más reciente, en 1976, cuando se casaron sus padres: los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia.
A la ceremonia, oficiada por el arzobispo Anders Wejryd, cabeza de la Iglesia Luterana sueca, acudirán miembros de las principales casas reales, incluida la española, representada por la reina Sofía y los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, así como de las infantas Elena y Cristina.
Ésta última asistirá acompañada de su esposo, el duque de Palma, Iñaki Urdangarín.
La Casa Real sueca mantiene el secretismo sobre el desarrollo de la ceremonia y otros detalles, como los anillos y el vestido de la novia, aunque se especula con que ha sido diseñado por el sueco Pär Engsheden y que será austero y de manga larga.
La boda viene precedida por una polémica sobre quién acompañará a Victoria al altar: si su padre, como era su deseo, en oposición a la tradición sueca, o el novio; aunque según la prensa, la Casa Real optará por una decisión salomónica y dejará que el monarca haga una parte del trayecto y Daniel la recoja a mitad del camino.
Entre los diez pajes y damas de honor estarán los primogénitos de los príncipes herederos de Dinamarca, Holanda y Noruega, así como sobrinos de los Reyes de Suecia y del novio.
En la decoración del templo, que ha sido restaurado para la ocasión, destacarán las más de 40.000 rosas, claveles, lirios y follajes tropicales enviados por cultivadores colombianos.
Por expreso deseo de los novios, atendiendo a razones medioambientales, durante los festejos no se lanzarán fuegos artificiales, ni globos ni confeti.
Unos 2.500 policías, 3.700 soldados en servicio militar y 2.000 voluntarios velarán por la seguridad durante el cortejo, en el que Victoria y Daniel recorrerán casi 7 kilómetros en una carroza abierta, acompañados por un desfile militar y 18 cazas del Ejército que harán acrobacias en el aire.
La última parte del trayecto, desde el Museo Vasa hasta el Palacio Real, será en barco.
El cortejo se puede ver no obstante afeado por el tiempo, ya que las previsiones meteorológicas no descartan lluvias a esa hora.
El banquete nupcial comenzará a las 18.00 GMT en el Palacio Real y a él acudirán unos 600 invitados.
El coste estimado de los festejos es de 20 millones de coronas suecas (unos 2 millones de euros): el Rey pagará las celebraciones en palacio, mientras que los costes del resto de actos del programa oficial, que comenzaron anteayer, los asumirá el Gobierno.
Para los que no simpatizan con la monarquía, la Asociación Republicana Sueca ha organizado una fiesta en la capital en la que actuarán conocidos músicos suecos como el cantante Timbuktu, así como un congreso europeo de movimientos republicanos.
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