Financiación autonómica
Disparate de ministro
¿Se ha «rayado», como dicen ahora, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui? Cuando yo lo conocía, a finales de los 70 y hasta hace poco, parecía inclinado a la moderación. Ayer demostró que el sufrimiento de no haber logrado antes un Ministerio o la frustración de lo poco que va a durarle, le han perjudicado. ¿Cómo es posible que un miembro del Gobierno de España compare la situación del PSOE valenciano con la que los socialistas han pasado en Euskadi? Y lo dice un vasco que, aunque pudiera salir de allí –centenares de miles no han podido–, ha sentido persecución por defender unas ideas, ha temido por su vida y ha llorado la muerte de centenares de personas, incluida la de compañeros de partido, por defender la libertad. Los socialistas valencianos sólo temen a sus propios correligionarios, que son quienes se ocupan de desvelar sus conflictos y de depurar a sus colegas. Que se le pregunten, si no, a Joan Ignasi Pla o a Antonio Asunción, por poner dos ejemplos. Los socialistas valencianos se encuentran frustrados por culpa de ellos mismos y por la actuación del Gobierno, al que Jáuregui pertenece, contra la Comunidad Valenciana. Son los socialistas como este ministro los que suprimieron el trasvase del Ebro, los que niegan la financiación, los que discriminan respecto a otras regiones y los autores de un sinfín de afrentas. Por todo eso, por su desconexión con la sociedad, los socialistas valencianos no tienen hoy por hoy más que la perspectiva de un empleo público. Zapatero erró cuando fundamentó el nombramiento de Jáuregui en las dotes de comunicación. En mi opinión, Jáuregui, está tardando en pedir perdón a los valencianos. Así es la vida.
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