ANÁLISIS: La sanidad cuenta más que la extranjería

- ¿Ha bajado la preocupación de los españoles por la inmigración?
–Ya no se encuentra entre los tres principales asuntos que inquietan a los españoles, ya que las cuestiones económicas ocupan ahora los primeros puestos del ránking. No obstante, sigue siendo un asunto que no pasa por alto a los españoles. En los últimos cinco años no ha empeorado la percepción de la inmigración, aunque la última encuesta de la Fundación Bertelsmann centra su atención sobre el hecho de que aspectos culturales y de costumbres son más susceptibles de generar conflictos.

- ¿Tienen contacto habitual los españoles con los extranjeros residentes en el país?
–Los datos obtenidos por la Fundación constatan que la sociedad española convive con normalidad con sus vecinos recién llegados o establecidos desde hace años. En el año 2005, el 63 por ciento de los españoles aseguraba que mantenía contacto con la población extranjera afincada en España y ahora el porcentaje alcanza al 85 por ciento. Además, el 54 por ciento se muestra favorable a su presencia, la ve como positiva y es partidaria de otorgarles derechos, frente a un 40 por ciento que sería partidario de lo contrario. En España hay instalados casi seis millones de extranjeros que suponen el 12,2 por ciento de la población.

- ¿Cómo influyen en la intención de voto las propuestas de inmigración de los partidos?
–Según la encuesta de la Fundación Bertelsmann, un 65 por ciento tiene muy en cuenta las propuestas de los partidos sobre cómo actuar con los inmigrantes legales, mientras que un 58 se interesa mucho por las propuestas en relación con los que están en situación irregular. Estos porcentajes, aunque son mayoritarios, no alcanzan a los de otros asuntos más decisivos en la intención de voto, como las políticas de sanidad (81 por ciento), educación (78 por ciento) o económica (72).

- ¿La religión de los extranjeros es un asunto problemático?
–No. El 84 por ciento se muestra a favor de que cada uno practique la religión que desee.Sin embargo, cuando se trata de compartir costumbres y tradiciones se matiza que «siempre y cuando éstas no molesten al resto de los españoles».