Cataluña
Escenario lamentable
Por supuesto que las sentencias de los tribunales hay que aceptarlas y acatarlas, aunque se discrepe de ellas. Es lo que corresponderá hacer mañana una vez que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la coalición Bildu (formada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba e «independientes»). El problema es que hemos minado la imagen de la Justicia como consecuencia del reparto político de los cargos en las principales magistraturas e instancias del denominado Poder Judicial.
Así llegamos a escenarios lamentables como el del reciente debate sobre el estatuto de autonomía de Cataluña. Las presiones se producen porque los que las hacen saben perfectamente que pueden tener efecto en el comportamiento de los togados que ellos consideran de su cuerda.
Los socialistas llevan semanas apretando a los tribunales para que éstos hagan aquello que el Gobierno quiere pero no se atreve a plantear abiertamente: legalizar a Bildu y mantener en las instituciones a los proetarras, evitando así la ruptura total con la izquierda abertzale y salvando el pacto suscrito con el PNV.
Poco importa si para ello hay que cargarse el buen nombre de las instancias judiciales o de los propios magistrados, tocados ya en su prestigio público por culpa de una politización irresponsable y creciente.
Esta tarde los miembros del Tribunal Constitucional tendrán que resolver otra vez entre lo que les dicta su conciencia profesional y lo que les dicen los representantes de los partidos que les nombraron. Esa es nuestra Justicia.
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