Los Ángeles
Chantal la reina de África
La primera dama de Camerún es la mujer más influyente en el continente negro. Y no sólo en materia de estilo. Ordenó destituir al seleccionador de fútbol por su alocada vida.
Carla Bruni la mira de reojo y Michelle Obama, con respeto. Y no sólo por sus cardados. La primera dama de Camerún es una de las mujeres más influyentes en África y, por tanto, determinante en el devenir de su país. Tanto es así, que a Chantal Biya se la apunta como principal responsable del guillotinazo sufrido por el que iba a ser seleccionador camerunés tras el desastre del Mundial de Suráfrica, donde el equipo nacional fue eliminado en primera ronda. «Mi trabajo en Camerún se ha ido al traste porque la esposa del presidente, que me quería ahí, se ha enterado de la historia», ha denunciado el ex futbolista Lothar Matthäus que se refiere al culebrón culebrón de infidelidades protagonizado por su esposa Liliana durante los últimos meses.
Matthäus, que lleva 15 meses sin conjunto al que entrenar, era el favorito para dirigir a los cameruneses después de la retirada de Paul Le Guen el pasado mes de julio. Sin embargo,el romance de Liliana, de 22 años, con un empresario italiano de 27, se ha convertido en la comidilla de los tabloides alemanes este verano.
El alemán alimentó la polémica iniciando una relación con una mujer rusa y paseándose por los platós de televisión. Todo esto llegó a los oídos de Chantal, que instó a su esposo y presidente del país desde 1982, Paul Biya, a que cortara por lo sano cualquier relación con el germano por considerarlo «un mal ejemplo para el pueblo camerunés».
Y es que nadie mejor que ella, que cuida su imagen como si fuera la mejor carta de presentación del país, para rechazar a un entrenador que podría minar los pilares que Chantal ofrece como la cara amable del Ejecutivo de su marido, que se ha mantenido en el poder cada vez con mayores y más graves denuncias de corrupción, fraude y delitos de lesa humanidad. Ahora es el español Javier Clemente quien tendrá que contar con la bendición de la primera dama en su tarea, pues el pasado martes el Ministerio de Deportes le nombraba nuevo seleccionador de fútbol.
Madre de dos hijos
Así pues, teniendo en cuenta la discreción del vizcaíno, Chantal no tendrá demasiados quebraderos de cabeza y podrá dedicarse «a sus labores», que son muchas. Nacida en 1971 en el este del país, se casó con Paul Biya el 23 de abril de 1994, dos años después de la muerte de la primera mujer del presidente, y desde entonces se han hecho inseparables. Además de acompañarle en los actos oficiales, tienen dos hijos en común y lidera los principales movimientos de ayuda al desarrollo en África. Preside Synergy, una asociación que lucha contra el sida y es el alma de la Fundación Chantal Biya. Además es la principal impulsora de los encuentros de primeras damas africanas para luchar por la independencia de la mujer y la salud de los más desfavorecidos en el continente negro. El último lo celebraron en Los Ángeles en abril de 2009 y contaron con la presencia de Paris Hilton. Tal es el protagonismo que tiene en el país, que cuenta con su propia carrera ciclista y campeonato de fútbol, solidario, eso sí, que este año alcanza su quinta edición.
Su dedicación ha sido reconocida por la Unesco, que la nombró Embajadora de Buena Voluntad, título que le ha llevado a trabajar en el proyecto Familias de África Primero, que ayuda a niñas, mujeres y huérfanos a tener acceso a la educación. Con este nombramiento se une a personalidades de la talla de Nelson Mandela y el premio Nobel de Literatura Wole Soyinka.
Sin embargo, Chantal también tiene su lado oscuro. Se la acusa de haber influido con malas artes para que su madre, Rosette Mboutchouang Marie, fuera elegida alcaldesa de la localidad de Bangou en las elecciones municipales de 2007. De la misma manera, se la tacha de ser una «fashion victim» y de derrochar el dinero público para dar rienda suelta a su pasión por los diseños más llamativos de que guardan en sus estudios Chanel, Dior y Hermès. Sin embargo, ella lejos de esconderse, no tiene problema alguno incluso en mostrar su álbum vital en la web de la presidencia del país (www.prc.cm).
En cualquier caso, quienes la conocen dicen que es una persona cercana y que se gana a la gente a costa de sonrisas y buen humor. «Cuando la conocí en un viaje oficial a Camerún, lo primero que hizo fue darme un caluroso abrazo, y al cabo de veinte minuto me pidió que la llamara Chantal y que dejáramos de lado los formalismos», recuerda Jany Le Pen, esposa del político francés.
La visita del Papa
Fue en marzo de 2009 cuando la esposa de Biya dio un salto en su conquista planetaria. ¿El motivo? El viaje apostólico a Camerún y Angola que realizó Benedicto XVI. Las imágenes de esta mujer africana flanqueando al Papa con sus mejores galas, uñas no aptas para fregaderos y peinado agresivo para la capa de ozono, dieron la vuelta al mundo. Y cómo no, a los principales blogs de moda y a los grupos de Facebook, impactados por su «look» tribal.
Desde un punto de vista occidental, resulta sencillo acusar a Chantal de ir disfrazada. Sin embargo, en aquellos encuentros con el Santo Padre ella se convirtió en el icono de estilo de toda mujer africana, en el que el color y la aparente ostentación en la vestimenta es símbolo de distinción y poder, además de muestra de pleitesía y agradecimiento hacia el que viene de fuera.
Es más, su mata de pelo es todo un referente y se conoce como el «estilo banana», el más solicitado en las peluquerías de Yaundé, la capital del país. Consciente de la popularidad internacional que está adquiriendo, en los últimos meses se ha sometido a dietas de adelgazamiento, así como a tratamientos para el rostro que están rejuvenciendo sobremanera sus facciones. De la misma manera, tiene ahora la tendencia a eliminar los estampados y apostar por un único color para lograr un «total look». Véase su viaje a Gabón. Eso sí, no abandona ni las lazadas a la cintura, y menos aún su melena. Y es que a Chantal Biya nadie la toma el pelo.
Rojo para rivalizar
Sabedora de que en el continente africano no tiene rival, durante los últimos años Chantal ha hecho un esfuerzo encomiable por acompañar a su esposo en cada una de sus citas internacionales. Así, la esposa de Biya se esmeró en sus encuentros con las que a priori, son las primeras damas que podrían hacerle sombra en materia de estilo y «glamour»: Carla Bruni y Michelle Obama. Así, en la reciente cumbre de países africanos que tuvo lugar en París el pasado mes de julio, Chantal dejó a un lado los vestidos y las faldas, y se dejó ver con un traje pantalón. También redujo los estampados a la camiseta, quizá para demostrarle a la esposa de Sarkozy que ella también puede ser embajadora del «menos es más» en moda. Resulta curioso que utilizara el rojo en esta ocasión y en la cita que tuvo un año antes con la mujer de Obama.
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