Murcia
OPINIÓN: Gaya
Hoy, domingo 10 de octubre de 2010, se cumplen 100 años desde que naciera, en la ciudad de Murcia, el pintor Ramón Gaya, que fue, además, uno de los grandes intelectuales españoles del siglo XX. Aunque con Gaya había que llevar cuidado con el uso de las palabras: intelectual, entendido al modo francés, como una persona que participa en los debates sociales y políticos desde la atalaya del pensador, escritor, artista, etcétera, no le cuadraría del todo, ni a él le gustaba ser considerado así.
En realidad, aunque participó plenamente en la vida convulsa de la República y sus empresas culturales –Misiones Pedagógicas de la mano de Cossío; revistas como «Hora de España»- vivió con una distancia escéptica todo aquello, como la pasión política que no entendía en Bergamín, siendo éste, sin embargo, el escritor del 27 que más quiso y admiró. Sentía, como su amigo Luis Cernuda, con quien mantuvo una relación de amor-odio, que las personas como él eran igualmente sospechosas para tirios y troyanos.
La pasión de Gaya –aunque mantuvo la decencia intelectual de apoyar la legalidad democrática- venía de otro ángulo del alma humana: el sentimiento de la creación, y la visión del creador, más que como un soberbio hacedor, como un amanuense o un médium de la divinidad, entendida ésta por él, quizás, de un modo sutilmente panteísta. Sufrió el exilio, sí, en Francia y México, época triste para Gaya, no por la tragedia misma del exilio, si no por mantenerlo lejos de la «roca española», el museo del Prado; o de ciertos pintores italianos y holandeses. Pero su compromiso venía de otro lugar, de su originalísima forma de entender el arte, y la vida.
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