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Las obras en la Tabacalera se retrasan

González-Sinde, ayer
González-Sinde, ayerlarazon

La ministra de Cultura inauguró ayer su agenda de actos oficiales con una visita que, a primera vista, podría parecer una más. Pero su localización, el antiguo edificio de Tabacalera en la Glorieta de Embajadores y futura sede del Centro Nacional de Artes Visuales, la convirtió en un acontecimiento algo más especial. De hecho, la exposición «Eco. Encuentro de Colectivos Fotográficos Euroamericanos» que vio Ángeles González-Sinde lleva abierta al público desde mayo, y ayer fue el último día que se pudo visitar en Madrid.

Más que retrasos
La creación de este Centro Nacional nació rodeado de polémica todavía con César Antonio Molina como ministro de Cultura. La ausencia de concurso público encendió la ira de los arquitectos y hubo que dar marcha atrás. Ahora, con un proyecto ya aprobado y liderado por el equipo de arquitectos Nieto y Sobejano, sólo cabe esperar que los trámites se agilicen. En un principio, la obra debía estar terminada en 2012. A estas alturas, sólo se espera que en 2011 la primera fase de la obra pueda comenzar. «Los arquitectos tendrán para final de año el proyecto de ejecución y luego cumpliremos los plazos de sacar el concurso y lo demás», aseguró González-Sinde.
Por otra parte, la muestra que visitó forma parte de las actividades del centro social autogestionado de Lavapiés, una iniciativa ciudadana para la que el Ministerio cedió dicho espacio en vista de que las obras se iban a retrasar. El contrato que les permite ocuparlo expira el próximo mes de febrero, momento en el que la amplia gama de actividades que se realizan allí deberán suspenderse.
«Cuando llegue el momento y se inicien las obras iremos explorando otras formas de colaboración. Para el Ministerio y la Dirección General de Bellas Artes es importante que este centro esté vivo y que no se produzca en él sólo nuestra actividad de fotografía y vídeo arte más contemporáneos, sino también que se pueda abrir a otras propuestas culturales que parten de la ciudadanía», explicó González-Sinde, quien, en todo caso, no pudo aclarar si será posible una convivencia entre las instituciones y la ciudadanía en este espacio de 30.000 metros cuadrados.


Con mal pie
La creación del Centro Nacional de Artes Visuales no tuvo un buen comienzo. Molina, con la idea de atajar el proceso, no convocó un concurso público para seleccionar el proyecto. El Colegio de Arquitectos de Madrid protestó y hubo que dar marcha atrás. Ahora, al retraso burocrático se podría unir la falta de presupuesto, sobre todo en una obra de 30 millones de euros.