Guardia Civil

ANÁLISIS: Qué pistas dejan por José Miguel Gaona

La Razón
La RazónLa Razón

l ¿Infravaloramos la psicología en el esclarecimiento de delitos?
–La conducta humana se plasma a través de cada uno de nuestros actos. A través de la investigación de la conducta de muchos delincuentes podemos hasta prever qué es lo que van a hacer en un futuro próximo o bien el perfil psicológico de un malhechor determinado. Recordemos a este respecto que no hay «crímenes sin resolver», sino malas investigaciones.

l ¿Un criminal, de forma inconsciente, puede dejar «pistas»?
–El ego traiciona a muchos delincuentes que van dejando pistas o «firmas» en la consecución de sus delitos. Responden a sus necesidades psicológicas. Estas pistas, en ocasiones son verbales, enorgulleciéndose, por ejemplo, de su delito ante terceros. Otras pueden ser pistas materiales. Quizás uno de los más llamativos y en el que trabajé colaborando con una unidad de la Guardia Civil fue el «Asesino de la baraja» que, como de todos es sabido dejaba un naipe abandonado en el lugar del crimen. En ese caso en particular pudimos prever su perfil psicológico, su manera de pensar y hasta el tipo de ropa que seguramente le gustaba, en este caso, ropa deportiva. El día que lo detuvieron iba vestido justamente con eso: un chándal deportivo.

l Se habla mucho de los «perfiles». ¿Cuáles son los más habituales?
–En realidad existen tantos perfiles como criminales. Si tuviésemos que concretar podríamos hablar de dos grandes grupos: «organizados» y «desorganizados». En el primer grupo se encuentran aquellos criminales que planean su acción y que intentan controlar la escena del crimen, por ejemplo alterando dicho entorno o sometiendo a la víctima. En el segundo grupo sucede lo contrario: la agresión suele ser espontánea y la escena del crimen refleja esa psicología del criminal. Es decir, una escena caótica.

l ¿José Bretón pertenece a algún perfil determinado?
–Si bien las sospechas parecen inculparle, no es menos cierto que debe seguir siendo considerado como inocente, ya que no hay sentencia condenatoria.

 

José Miguel Gaona
psiquiatra forense