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La izquierda poliédrica (II) por José Clemente

La Razón
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A mi amigo y consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, le han golpeado tres veces. La primera fue el 15 de enero de 2011, cuando fue brutalmente atacado a la puerta de su domicilio y golpeado con un puño americano, agresión que se saldó con graves heridas que a punto estuvieron de provocarle la pérdida de visión de un ojo. El segundo ataque le llegó desde la escena política, cuando se llenaron los «chats» de insultos a él y a sus más íntimos y en los que hasta la oposición política murciana se vio involucrada. Miraron informes médicos del derecho y del revés para ver si encontraban una pista, se llenaron de nuevas pintadas contra su persona la plaza donde reside y la entrada a su domicilio y, hasta los dirigentes del PSRM-PSOE se ensañaron a fondo contra su persona, con Pedro Saura, Francisco Oñate y, especialmente Begoña García Retegui, como protagonistas. Ésta última llegó a decir en una de esas manifestaciones que acababan bombardeando con huevos la casa del presidente Valcárcel que «por hoy ya les hemos dado el día», conversación que fue escuchada por uno de los organizadores de la Muestra del Vino y la Alimentación, Mateo Párraga. A todo ello le llamó Valcárcel «la izquierda poliédrica» lo que enfadó a esa izquierda al verse englobada toda ella en la misma denominación. Pero lo cierto y real es que esa campaña suponía un nuevo golpe en su mejilla, al que le ha acompañado un tercero al ver como sin apenas investigar su caso el juzgado encargado del mismo trataba de darle carpetazo al asunto. Su entorno huele a vómito, que es lo que han intentado hacer con su figura y en lo que se ha cebado la campaña de la oposición. Ha sido y sigue siendo el blanco de todas las iras. Por eso ha recurrido el intento de archivo de las diligencias, pues lo único que pide es justicia, al menos contra sus agresores, ya que no puede hacerlo de las inmoralidades que han caído sobre su figura. El caso no se puede cerrar, ya que está plagado de lagunas y mucha gente sospechosa a la que ni siquiera se le ha molestado, está libre y de rositas. Debe investigarse y pronto, como el papel del abogado del único detenido por el caso o quienes tienen que ver con las agresiones al domicilio de Valcárcel, de los que hay decenas de fotografías. También debe saberse por qué tenía en su poder un delincuente de pelo y medio el teléfono que le fue robado a la hija de Valcárcel y desde el que llamó para decir que la tenía secuestrada. O, ¿tampoco eso es suficiente? necesitamos saber quién llevó a cabo la investigación sobre esta agresión, cómo lo hizo y qué órdenes recibió. Se necesitan verdades, no un sumario para ocultar lo que son un puñado de generalidades.