Cataluña
Detectan por primera vez fármacos en los sedimentos del Ebro
Las partículas sólidas albergan el 30% de los medicamentos del río
BARCELONA- Al agua de los ríos llegan cada año restos de medicamentos por múltiples motivos aunque su presencia no supone un alto riesgo para la salud humana. Pero, ahora, un estudio del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) ha descubierto que los sedimentos y partículas sólidas en suspensión también concentran porcentajes de fármacos. Las consecuencias, aunque no son graves para las personas, sí pueden serlo para el ecosistema fluvial.
Para realizar el análisis se tomaron muestras en diferentes puntos del río Ebro y se evaluó la presencia de 43 medicamentos de uso humano y veterinario. Los datos revelaron que las partículas captan el 30 por ciento de los fármacos que llegan diluidos al agua del río y que los más abundantes son los antiinflamatorios y los antibióticos. Las zonas más contaminadas son los afluentes a las estaciones de tratamiento de aguas residuales, ya que las depuradoras no eliminan por completo este tipo de sustancias y acaban por emitirlas al río.
«Un humano tendría que beber a lo largo de toda su vida 10.000 litros de agua directamente del río para notar algún tipo de efecto», señaló el director del ICRA, Damià Barceló. Sin embargo, los efectos en la fauna y la flora fluvial sí pueden ser más visibles y notorios. En Cataluña empiezan a estudiarse las consecuencias pero ya se conoce, gracias a estudios internacionales, que la presencia de estrógenos en los ríos lleva al hermafroditismo de animales acuáticos y los peces pueden tener problemas de movilidad, entre otros problemas.
Además, advierten desde el ICRA, es importante tener en cuenta este nuevo factor cuando se draga un río porque al mover los sedimentos pueden liberarse las partículas con fármacos adheridos y los peces ingerirlas.
El Llobregat ahorra al año mil millones
Los ríos por sí solos llevan acabo una actividad ecosistémica que permite que el agua se pueda utilizar y que ésta sea más pura. Estos servicios permiten un ahorro anual que el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) se ha propuesto cuantificar para concienciar sobre la necesidad de proteger cuidar la salud de las cuencas. A modo de ejemplo, el Llobregat suministra anualmente «agua de boca» por valor de 1.000 millones, produce nueve millones en energía hidroeléctrica y ahorra 10 millones de euros en la protección de la erosión de la cuenca reteniendo nutrientes y depurándose por sí solo.
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