Caso Tarjetas «B»
Viagra libre por Marina CASTAÑO
Ya es un hecho: los ingleses tienen barra libre de viagra, ahora se expende en esos hipermercados de la medicina, que se llaman Boots, y que están por cada esquina, donde además venden productos de perfumería y droguería. Pero volvamos al principio: la viagra se vende a todo varón que aporte constancia de que no tiene más de sesenta y cinco años, porque después de esa edad comporta un riesgo importante, si no lo vigila de cerca el médico. Tampoco se da a los menores de cuarenta y cinco, cosa que parece bastante lógica, pues, en teoría y salvo trastornos excepcionales, no debería ser necesario un específico que ayude a una completa erección. No deja de ser extraño que las autoridades sanitarias británicas permitan su venta libre cuando desde sus inicios ha sido un medicamento que se ha prescrito con bastante cautela. Como todos sabemos, muchos lo conseguían por la puerta de atrás o haciendo trampas, y son públicos los casos de personajes «conocidos» que han muerto en plena «batalla» precisamente por un uso inapropiado de la pastilla azul, esa que eleva la autoestima masculina a medida que se va produciendo esa «rigidez varonil» (parece que hoy es el día de san Entrecomillado o que estoy más guasona o irónica de lo habitual). Soy de la opinión de que con la salud no se juega, ese tópico que deberíamos aplicarnos cada día. Mi marido siempre decía que los médicos saben poco de medicina, pero más que nosotros, seguro que sí saben. Por tanto, más vale que oigamos sus opiniones y dejemos de lado la automedicación. Aunque sea a costa, en este caso, de ratos de placer inolvidables.
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