Hacerse el longui

Brinca el PP como un niño con una ficha en el andén de un tiovivo. Después de seis años sin tocar bola en el Gobierno de España, están inquietos por subirse al carrusel del poder. La flema gallega que ha impuesto Rajoy en su partido en todo este tiempo ahora se torna en prisas, en extravío por aterrizar ya en la Moncloa. Y es ahora precisamente cuando menos se entienden estas prisas del PP diciendo todos los días que la única solución pasa por que Zapatero convoque las elecciones anticipadas que las quinielas sitúan en el próximo mes de octubre.
Es lógico que los ciudadanos queramos que nos pongan ya la urna por delante, ¿pero Rajoy? Rajoy lo que debería es hacerse el longui y dejar de mencionar la bicha del adelanto. Seguir dando cuerda a Zapatero para que le acabe de niquelar el negocio. Cuando Rajoy entre con la trompetería en la Moncloa se va a encontrar con las pensiones congeladas, con el sueldo bajado de los funcionarios, con el cuerpo del personal predispuesto al tiro de gracia y hasta con el sistema de pensiones reformado. Zapatero pasará a la historia como el peor presidente de la historia de la democracia, vale, pero es cierto que nunca antes un presidente del Gobierno había trabajado tanto y tan duro para el líder de la oposición. Si no hubiera sido así, iban a chiflar las encuestas como chiflan...
Zapatero, en su ciclotimia de gestión, ha pasado de entonar el «laissez faire, laissez passer», a convertirse en el cirujano de hierro que quiere hacer todas las reformas a la vez. El de León, digan lo que digan, es un tío honesto. Porque no hay inquilino que le pase así la fregona al piso antes del traspaso de llaves. Y a todo esto, ¿para qué quiere Rajoy entrar en la Moncloa? No se entienden estas prisas cuando lo que van a heredar los populares es un armatoste con orden de derribo. De verdad que si yo fuera Rajoy seguía haciéndome el longui mientras Zapatero le abre las tripas a España con el bisturí de las reformas.