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OPINIÓN: Sin luz

La Razón
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Hacía frío el sábado por la mañana; o, para ser exacto, había una humedad que invitaba a pegarse a las estufas. Por eso, muchos vecinos del Tardón encendieron los calefactores, fíjate tú qué vicio más raro en invierno y junto al río más caudaloso de la región. Pues reventó una subestación de Sevillana (o como se llame ahora) y dejó sin luz a 8.000 personas durante las tres horas básicas para la actividad comercial, entre las nueve y el mediodía. Lo mismo pasó hace un par de veranos cuando, en plena alerta por el calor, dejaron de funcionar los aires acondicionados a las tres de la tarde. La factura de la electricidad ha subido más de un cuarenta por ciento en el último año gracias al gobierno saliente, empeñado en subvencionar la llamada «energía limpia» a costa de las economías domésticas. Las compañías eléctricas crujen al ciudadano sin siquiera garantizar el suministro en los picos de máximo consumo pero la izquierda supersticiosa todavía se arrima al antiquísimo eslogan del «nucleares no», un esnobismo sólo apto para bolsillos desahogados. Y seguimos comprándole energía atómica a Francia ignorando que, en caso (improbable) de accidente, los Pirineos no evitarán la catástrofe. Somos de una estupidez casi enternecedora.