España
El Gobierno se plantea financiar la Sanidad con el alcohol y el tabaco
Después de varios intentos fallidos, el Gobierno parece haber dado ya con la fórmula para rescatar al sistema sanitario de la bancarrota y atajar el déficit de 10.000 millones que arrastrará en 2010.
El documento que el Ejecutivo impulsa a través del diputado Gaspar Llamazares en la Subcomisión del Congreso para el Pacto de Estado en la Sanidad recomienda «incrementar la inversión, de forma que se asegure la suficiencia financiera», y que ese incremento sea finalista, es decir, que se use sólo con fines sanitarios. En este punto, propone crear un fondo de cohesión que «podría ser financiado mediante el acuerdo del Estado y las autonomías en base a los impuestos especiales sobre el tabaco y el alcohol».
La propuesta de Pacto, a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, insiste en la necesidad de una inyección extra de recursos, aunque descarta las medidas de pago en los servicios cuando éstos se utilicen, «sea con fines recaudatorios, sea con la intención de limitar la demanda improcedente», en referencia al copago en la asistencia y al ticket moderador. El rechazo se produce «tanto por razones de equidad como por la baja rentabilidad de las mismas debido a los costes de transacción y administración, y a la inelasticidad del uso de los servicios».
Un uso «racional»
El documento, preparado por el diputado de IU a instancias del Gobierno tras la comparecencia de agentes del sector sí defiende, en cambio, «un análisis y actualización, si procede, del copago farmacéutico» (lo que pagan los ciudadanos por los fármacos).
También en el terreno del ahorro en medicamentos, el texto se limita a resaltar la importancia de los mismos y la necesidad de «concienciar de los costes» a los ciudadanos, en alusión a la extensión de la llamada «factura sombra» que proyecta Sanidad. Aboga también, de forma genérica, por impulsar un uso racional de las medicinas, pero sin concretar.
Repleta de generalidades, la propuesta aboga también a lo largo de sus 29 páginas por revisar la cartera de servicios comunes al Sistema de Salud, de forma que se garantice el acceso a la misma «en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos con independencia de la autonomía de origen o de prestación de los mismos». Se trata de una propuesta formulada desde hace años con insistencia por el PP.
Compras unificadas
Además, aconseja constituir «un operador nacional de compras para el conjunto del Sistema Nacional de Salud y los servicios de salud y las comunidades autónomas», con el objetivo de racionalizar el gasto sanitario.
Dos de los apartados más polémicos se refieren a la asistencia prestada a los empleados públicos a través del llamado modelo Muface, y a las nuevas fórmulas de gestión de los centros sanitarios públicos. En lo que respecta al primero de estos apartados, y tal y como adelantó ayer este periódico, el Pacto de Estado que propugna Llamazares defiende la supresión de este sistema que rige en España desde 1975.
Funcionarios civiles
Al respecto, insta a llevar a cabo «un acuerdo amplio de las fuerzas políticas y las comunidades para pactar el proceso por el que los sistemas de mutualidades públicas, funcionarios civiles de la Administración General del Estado, fuerzas armadas y la Justicia, se articulen e integren en el sistema general de asistencia sanitaria».
En lo que se refiere a la gestión de los dispositivos sanitarios, el texto recoge las tesis de un sector de la izquierda al poner en duda la utilidad de las fórmulas de derecho privado utilizadas en centros de nueva creación. Por ello, aconseja limitar las experiencias a proyectos piloto. Admite, sin embargo, la necesidad de mejorar el funcionamiento de los centros sanitarios de gestión pública.
Un nuevo «mapa» de especialidades
Han pasado varios meses y, sin embargo, las propuestas de Pacto de Estado sanitario fraguadas en el Congreso recuerdan mucho, por su carácter genérico, a las incluidas por el Ministerio de Sanidad en su primer intento de acuerdo para introducir cambios en el sistema público. El capítulo de los recursos humanos constituye quizás, por su vaguedad, el mejor ejemplo. Entre otras perlas, propone desarrollar un nuevo «mapa» de especialidades médicas, la creación de un sistema común para la planificación de los recursos humanos o una gestión más eficiente de los mismos.
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