Crisis en el PSOE

La llamaban Trinidad

La Razón
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Se presenta Trinidad Jiménez a las primarias por Madrid y resulta que nos ha dado, sin pretenderlo, un alegrón a todos. Nos lo ha dado, casi sin querer, al haber anunciado, en plena canícula, que entra en la pelea con Gómez para chinchar a Aguirre y, caramba, el panorama político ha subido algo en interés, aunque sea, eso sí, un interés con fecha de caducidad. Dentro de dos meses, los socialistas madrileños votarán qué candidato desean para encabezar la lista que tratará de competir con la fuerza del Partido Popular en la región, y sobre todas las cosas y por encima de todas ellas, por quién tendrá el valor de servir de víctima al tercer advenimiento de Esperanza, la mecha que no cesa. A partir de ese momento, se acabó el cuento y la emoción, porque según dicen las encuestas, la actual presidenta le ha pillado el gusto a calzarse todas las camisetas de los campeones y la suya ya la tiene serigrafiada para las próximas elecciones. La verdad es que ha sido divertidísimo observar las distintas reacciones que ha suscitado el paso dado por la ministra de Sanidad, empezando por la suya misma. Lo de negar el patrocinio de Zapatero no es sorprendente, porque Trinidad Jiménez puede que tenga muchos defectos pero parece una buena persona que trata de no meter en más charcos al presidente del Gobierno, especialista en pisarlos todos a destiempo y sin descanso, ocupado ahora en pequeños asuntos internos, más propios de su capacidad y estatura política. Si la maniobra de Zp sale adelante, quedará como un trilero dedicado a hacerle la pascua a su propia gente, pero si gana Gómez, que se empiece a cuidar la espalda que le van a llover navajas. Cuesta mucho más trabajo tragar con los que aseguran que el Psoe saldrá dañado de estas primarias. Está claro que no estamos acostumbrados a tanta democracia interna. Lo más normal para estos últimos es lo que ha tratado de hacer Zapatero o lo que hizo en su día Aznar. A dedo. Por eso creo que Tomás Gómez se merece el apoyo de los socialistas madrileños. Se lo ha currado durante tres años y tiene todo el derecho a reclamar lo que le corresponde, es decir, la oportunidad que se ha ganado. Otra cosa distinta es lo que pase luego. Luego: ese tiempo descorazonador de las elecciones en Madrid.