Una de mujeres

A poco tiempo pasado del día Internacional de la Mujer, muchas españolas dan ejemplo. Entre ellas, esta semana y a modo de homenaje, destaco a tres. La primera, Esperanza Aguirre, a quien tuve la oportunidad de ver y escuchar en el encuentro que el pasado lunes organizó con ella este periódico. Tras una operación de cáncer de mama, Esperanza ha vuelto más guapa, más sólida y más tranquila. Estuvo hablando una hora de paro, educación, pensiones, energía y todos los asuntos que la actualidad reclamaba repasar, sin mirar ni de reojo a sus papeles. Pero lo mejor fue que lo hizo con contundencia, pero sin beligerancia, como si su experiencia le hubiera inoculado una paz interior que se le notaba por fuera. Beligerante, sin embargo, estuvo Ana Pastor en su entrevista a Ahmadineyad. No tengo el gusto de conocerla, pero si la sigo. Y si de siempre me gustaba su estilo rotundo a la par que educado y bien informado, ahora reboso de admiración hacia esta colega que no se dejó intimidar por el presidente y que le preguntó cuanto creía que debía preguntar, sin aceptar esa sumisión a la que pretendían obligarla. Creo que el recuerdo de su firmeza y de su cabello brillante destapado no deben dejar dormir a su entrevistado. Y para finalizar –porque no tengo más espacio aunque sí muchas más mujeres para señalar como excepcionales- cito a nuestra compañera del periódico Paloma Pedrero, que de siempre comparte sus experiencias en sus columnas, y que en el caso de su cáncer lo sigue haciendo de forma ejemplar. Tres eran tres, y todas distintas y buenas. Y hay muchas más.