Àngels Margarit lleva a una habitación de hotel un espectáculo de danza

BARCELONA- Una habitación de hotel es el insólito escenario escogido por Àngels Margarit para recuperar una de sus producciones. A partir de mañana y hasta el domingo, la habitación 712 del barcelonés hotel Le Méridien acoge el montaje «Solo per a habitació d'hotel», una pieza de veinte minutos que ha dado la vuelta al mundo desde que fue creada en 1989.
Margarit, en declaraciones a LA RAZÓN, explicó ayer que con esta pieza buscó un lugar «en el que el espectador se pueda identificar con la soledad y la intimidad. Una habitación de hotel no deja de ser un espacio muy narrativo y en lugar como éste no me limito a bailar ante un público». En este sentido, al espectador se le invita a participar porque en todo esto «hay algo de "voyeurismo". Es una pieza muy íntima y emotiva».
La puesta en escena que propone Margarit pasa por enmarcar la realidad como si fuera una secuencia cinematográfica, colocando al espectador a la misma altura que la intérprete de la obra. Por eso, elpúblico contempla todo prácticamente con los mismos ojos que Margarit. Un territorio como el de la habitación de hotel, en el que solamente pueden estar ocho personas, pasa a ser algo nuevo y extraño para el que se acerque a este espacio.
Para la coreógrafa y bailarina, prácticamente todos los sentidos entran en juego en «Solo per a habiatació d'hotel». «El espectador tiene una percepción diferente de lo que es una produccción de este tipo porque entran en juego la mirada, los olores o la textura de las cosas. Es una percepción diferente a la que se puede encontrar en la típica caja cuadrada del teatro. Incluso la luz toca al espectador», aseguró. Una fórmula con la que se logra que cada una de las representaciones de este montaje sea distinta, dependiendo de la disposición del público.
El mismo exterior de la sala también entra en juego. Una proyección permitirá ver qué está pasando fuera de la escena, reforzando la idea cinematográfica y de «voyeur» que promulga Margarit en este solo.
¿Y para la propia protagonista es difícil bailar en una habitación de hotel? A este respecto, Margarit responde que «la complejidad te lleva a adaptarte e inventarte en el espacio. Bailas en el suelo, en las paredes, en el espacio del que dispones».