Cataluña

Los ofrecimientos

La Razón
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Despidos interinos, recortes salariales, supresión de derechos, suspensión temporal de los planes de pensiones y recortes de las subvenciones a los sindicatos. Ésta es la nueva receta de Artur Mas para apretarse el cinturón ante la crisis. Los trabajadores públicos vuelven a ser su objetivo, aunque olvida que muchos de ellos son simples mileuristas. No es la primera vez, pero tampoco parece que sea la última a tenor de las declaraciones del conseller más pirómano del Gobierno catalán, el titular de Salut, Boi Ruiz.
El conflicto está servido en la calle. Pero no en el Parlamento catalán. No hay indicios de conflicto. CiU tendrá los apoyos suficientes para aprobar sus recortes. La Cámara catalana, habitual lugar de enfrentamientos, esta semana fue centro de ofrecimientos.
Fiel a su guión de ser el hijo pródigo, que arrepentido vuelve al redil del frente nacionalista, la nueva ERC se ofreció sin miramientos. Pero la fe del converso tiene contradicciones y mientras se ofrecían en el hemiciclo para caminar hacia la «transición nacional», en los pasillos ponían el grito en el cielo contra los recortes. Un ejemplo de cómo estar en misa y repicando.
Alicia Sánchez-Camacho también se ofreció pero, consciente de su situación de fuerza, marcó posición. El PP es su único aliado sólido, le dijo al president, y acto seguido clavó un aguijón en las cansinas y constantes veleidades soberanistas de Mas, expresadas esta semana por su portavoz, cuando el lunes planteó una consulta popular como respuesta a un hipotético no de Rajoy a un pacto fiscal.
Hasta los socialistas se ofrecieron. Lo hicieron con la boca pequeña. Primero deben solventar los problemas domésticos. Mas, como buen trilero, esconde bien la bolita. Quiere ganar tiempo para explicitar quién será su socio preferido. Todo apunta al PP pero Mas sigue explicando de forma vergonzante que pacta con los populares porque no le queda otro remedio. Por eso, esconde cartas y amaga con acercarse a los independentistas.
Duran, en cambio, no está en estos menesteres y se ha ofrecido –otro ofrecimiento– a Rajoy. Duran no quiere perder protagonismo en Madrid porque sabe que las medidas a tomar serán duras y que el nuevo presidente no hará ascos a ningún apoyo externo. El líder de CiU tiene intención de pasar factura y Mas, de cobrarla en Cataluña. El pago tiene diversas formas. Ya sean los 1.450 millones del Estado, ya sean promesas de negociación de pacto fiscal, ya sea el apoyo mutuo a los presupuestos, ya sea la tranquilidad lingüística… Eso sí, los nacionalistas catalanes seguirán explicando el pacto con el PP con vergüenza. Dirán que no les quedaba otro remedio.