Grecia
Los ocho días que sacudieron Bankia por José Ramón Pin
La reunión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con los cuatro grandes banqueros despejó el panorama: Bankia era el problema. La entidad tenía un peso inmobiliario altísimo. Procedía de las cajas inmersas en la fusión, en particular de Bancaja –la Caja de Ahorros Valenciana–, un peso muerto para la nueva entidad. Su incorporación fue, como se ha comprobado, un error. El resto de los activos tenían una morosidad creciente y había también que sanearlos. En total casi 40.000 millones de euros en activos tóxicos o semitóxicos. El presidente de la entidad, Rodrigo Rato, tenía un plan. Sin embargo, no resultaba creíble. Los prestamos del FROB al 8% de interés suponían un pasivo excesivamente caro y el equipo de gestión no daba garantías de éxito. El Gobierno, junto con el sector, se acuerda de Goirigolzarri, y le pide que se haga cargo de Bankia y su matriz. Éste acepta.
11-15 de mayo: nacionalizar
Goirigolzarri tiene claro que se necesita una vuelta completa ¿Qué se podía haber hecho? Dotar de más créditos a Bankia al 10%, como anunció el Gobierno. La hubiera ahogado tarde o temprano. Venderla, imposible. La Caixa, que pudo hacer la fusión del siglo, fue rechazada y ya no estaba dispuesta después de sus últimas operaciones. Ése pudo ser el último error de los gestores de la era Rato, rechazar una salida honorable en manos de Caixabanc.
En definitiva, se necesitaba recapitalizar, transformar las deudas del FROB en capital. Nacionalizar la entidad. El lunes dimite oficialmente Rato. Goirigolzarri se pone a trabajar. Aún hay calma porque los accionistas y depositarios están en estado de «shock», pero las acciones ya empiezan a caer en bolsa.
16-17 de mayo: nacionalizar
Del «shock» a la incertidumbre. Los nombramientos del nuevo equipo, que se hacen el 16, son rápidos, pero el dinero es miedoso. La incertidumbre de Grecia, los malos resultados de la economía española y los cambios en la entidad repercuten en los temas más sensibles para un banco: Bolsa y depósitos. Bankia sufre. Sus accionistas están nerviosos y los especuladores compran a la baja. La pérdida de valor es grande. Los depósitos empiezan a ser afectados por la incertidumbre.
18 de mayo: rebote
El Gobierno y la dirección de Bankia reaccionan. La situación de la entidad no es la que refleja la Bolsa. Sus millones de clientes son un activo muy sólido en una entidad centenaria. Un análisis del Fondo de Comercio de la entidad arroja un valor superior a la capitalización bursátil.
Para cualquier analista sería aconsejable entrar si se confía en la nueva dirección. Además, la venta de participaciones empresariales de la matriz va a dar liquidez a la entidad cuando la situación bursátil lo aconseje. Los propios empleados son conscientes de que comprar puede ser un buen negocio y llega el rebote. Las acciones de Bankia se recuperan un 23 por ciento en una Bolsa casi plana. Ha vuelto la tranquilidad; también a los depositantes, quienes, por cierto, tienen garantizados un total de 100.000 euros por ley.
19 de mayo: día de reflexión
En mi opinión, si el nuevo equipo Bankia aplica una gestión profesional mi consejo es invertir en Bankia. Será un buen negocio y, además, estará orgulloso de haber confiado en ellos. ¿Qué hará Goirigolzarri? Muy sencillo: sanear la entidad, lograr liquidez cuando se pueda de las participaciones empresariales y aplicar criterios bancarios. Controlar el riesgo, lo que aprendió en su larga carrera, que empezó por abajo. El nuevo equipo es gente de oficio. Serán prudentes y algo aburridos, pero seguros.
José Ramón Pin
Profesor del IESE
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