Estreno teatral
«Prometeo»: y el fuego
«Prometeo»De Esquilo y H. Müller. Dirección: C. Portaceli. Reparto: C. Elias, D. Bagés, . G. Flores, Ll. Castell, Ll. González, P. López, A. Pérez. Teatro Valle-Inclán. Madrid.
«Odio a todos los dioses, que han recibido de mí beneficios y me han pagado con injusticia», brama Prometeo, encadenado por Zeus. Su crimen, robar el fuego y dárselo a los mortales, es en Esquilo, adaptado por Heiner Müller, una historia política de orgullo y rebeldía frente al poder que pide una solución escénica entre lo épico y lo apasionado. ¿Qué hay más humano que enfrentarse a los dioses? Pero en este «Prometeo» que llega al Centro Dramático Nacional desde el Grec no hay fuego ni emoción. La dirección de Carme Portaceli nos ata a una fría mazmorra de torres metálicas y superficies líquidas que distancian al espectador de un texto de por sí recóndito, por más que contenga momentos de excepcional altura. Portaceli dirige con buena mano a su reparto: estupenda una completa y dolorosa Carme Elias en un Prometeo nada femenino; así como una divertida Océano (Pepa López) y un acertado Hefesto (Albert Pérez). También el coro, que asume en solitario y con un gran trabajo Gabriela Flores, aunque esta opción escénica quede poco explicada para quien desconozca los textos. Ocurre igual al final, donde la dramaturgia de Pablo Ley es interesante pero precipitada: la fabulosa historia del águila y la liberación del titán se convierte en un oratorio que, pese a estar acompañado por un crescendo frenético de jazz en directo, parece un parche.