Santander
Radio Clásica en continuidad por Gonzalo Alonso
El 16 de enero de 2010 solicitaba desde estas líneas un cambio de rumbo en Radio Clásica ante la desorientación en su programación y el descontento de los oyentes. No sé si mis líneas tuvieron algo que ver, pero al mes se producía el relevo de su dirección, asumiendo la misma Ana Vega Toscano. Ha pasado año y medio y afortunadamente las cosas han vuelto a su ser. Superada la populista etapa de Gross, la dubitativa de Berea y la iconoclasta de Palacios, se ha vuelto al espíritu más clásico que promovió Enrique Franco, renovó Arturo Reverter y ahora actualiza Ana Vega.
Los éxitos de esta etapa se basan en su concepto de radio clásica ilustrada, administrada con inteligencia y dotada de amplios contenidos a pesar de contar con menos plantilla –aproximadamente una veintena entre administrativos, redactores y producción– y colaboradores –más o menos una docena– que hace años. La audiencia, cuyos medidores llegaron a alarmar en la etapa anterior, encamina una tendencia permanentemente creciente y cuenta con unos 160.000 oyentes. Es lógico que sea así porque la programación resulta atractiva, con un adecuado equilibrio en las músicas entre el repertorio y lo más desconocido, entre lo enlatado y un directo que supera el 75 por ciento de la programación, entre aquellos contenidos que buscan el entretenimiento y los que persiguen la divulgación. Los programas de José Luis Pérez de Arteaga, Arturo Reverter, Luis Suñén o Alberto González Lapuente, por citar solamente unos pocos, siempre enganchan y tienen sus muy específicos seguidores.
Uno de los aspectos más destacados es su vocación internacional. Vega Toscano es persona de iniciativa y actividad que dedica buena parte de sus esfuerzos a la Unión Europea de Radiodifusión, logrando que, gracias a los programas de intercambio, sea mucho más conocida España en Europa y, por una vez, por algo positivo. Y si Europa se beneficia de nuestros festivales de Granada, Santander o la Quincena, los oyentes españoles podemos seguir el Festival de Bayreuth, los Promps y conciertos de Salzburgo, Lucerna o las Schubertiades.
Por todo ello satisface la confirmación en su puesto de Vega Toscano. Los cambios en las cúpulas son peligrosos e inducen a muchos temores de que afecten a las cosas que funcionan bien. Por esta vez éstos eran vanos. Los responsables del Ente Radio Televisión Española y Radio Nacional de España se deben sentir legítimamente orgullosos de Radio Clásica y, si no es posible apoyarla con más medios, al menos no estrangularla. Por cierto y para evitar suspicacias ante mis elogios, jamás he trabajado en Radio Clásica, ni creo lo haga.
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