El hilo del 11 M

No había terminado de leer su sentencia el juez Bermúdez cuando Rubalcaba ya había convocado a los medios para remarcarles que ETA nada tenía que ver con el 11 M. Algo inaudito, un ministro, entonces de Interior, convertido en jefe de marketing de una banda terrorista. Un error tan mayúsculo que puede arruinar el futuro del hoy todopoderoso vicepresidente si la oposición maneja con habilidad aquella indecente conferencia de prensa. Porque según Rubalcaba y la plana mayor del socialismo español, es indudable que el hombre llegó a la Luna, que el asesinato de JFK fue obra de un perturbado, que la trama civil del 23 F se reduce a García Carrés, que el incendio del Hotel Corona se originó en la cocina y que fue España, y no Estados Unidos, el país que inició la guerra de Cuba hundiendo el «Maine». ¡Por favor! El 11 M, aparte de dramático, fue un episodio histórico relevante y como tal permanecerá siempre bajo la lupa de la investigación de los historiadores. Y dentro de veinticinco o cuarenta años –tal vez antes– pueden aparecer nuevos datos. O no. Y esas hipotéticas nuevas revelaciones pueden mirar a ETA, a Marruecos, a China, a nuestros propios servicios secretos. O no. Pero lo que sí extraña es la voracidad con la que los socialistas se han lanzando sobre este cebo tan hábilmente lanzado ahora por un Javier Arenas que está sin duda en la cima de su madurez política. Arenas sabe que el hilo del 11 M es largo. Y ello le permite tensarlo y destensarlo, sin arriesgar ni mentir, según le convenga eclipsar el viaje de Griñan a Bruselas, el pacto sobre las pensiones o simplemente congraciarse con la clase periodística madrileña. Sin descartar que le haya querido meter las cabras en el corral al citado Rubalcaba o forzar la posición de su partido en asuntos de terrorismo. Elijan cualquier opción, como diría José Blanco, pero que un partido movilice todas sus fuerzas para desligar a ETA del 11 M como sea o cueste lo que le cueste, por usar expresiones de Zapatero, no parece normal. Tal vez sea un accidente como el atentado de la T 4.