Famosos

Corazón contento

La Razón
La RazónLa Razón

Abuen seguro que los que sufren de mal de amores estarán encantados con la noticia: «En breve será posible, los científicos andan en ello, tener un nuevo corazón». Ya no hará falta olvidar al ingrato o ingrata que se lo destrozó, bastará simplemente con cambiárselo. No sólo para estos menesteres estaría bien poder tener un nuevo corazón, también para temas más prosaicos vendrá bien mientras aprendemos a amar.

El corazón se agrieta y acaba por mostrar el sufrimiento al que le somete su portador, porque, en verdad, sí sufre de mal de amores cuando su dueño o dueña no se aprecia, ni ama, ni disfruta de la vida, ni se alegra, y sólo se reconcome. Hay que renovarle al corazón todas aquellas energías que lo llenan, atraviesan y habitan sus latidos efímeros pero eternos en su sentido. No hay que esperar a enamorarse de otro para tener el corazón contento. Mejor enamorarnos de nosotros, de la vida en definitiva, así tan sólo la alegría poblará los recovecos de nuestro corazón proverbial, arrebatándole la tristeza al mundo y dotándolo de nuevos impulsos enamorados.

Esperanza, optimismo, felicidad, risa, rebeldía o el ejercicio de la libertad de ser uno mismo son la mejor prevención, o en su defecto medicina, para el corazón. Todos podemos sanar los males de nuestro corazón si nos dedicamos a vivir plenamente la vida, enfocándonos en atender las necesidades espirituales del alma y las emocionales de nuestro ser. «Tengo el corazón contento, lleno de alegría desde aquel momento en que llegaste a mí», cantaba Palito Ortega.