Historia

Nueva York

España ya no es «different»

España no es diferente, es normal. Es la respuesta de cinco historiadores a la pregunta "¿Es España diferente?", y que da título, además, a un libro de ensayos dirigido por el británico Nigel Townson. 

Convencido de que "la obligación intelectual"de un historiador es "desmontar mitos", aunque eso "no te haga popular", Townson aborda en esta obra publicada por Taurus una "mirada comparativa"de los siglos XIX y XX entre España y los países de su entorno.

Una labor inusual en la historiografía española en la que se zambulle junto a José Álvarez Junco, Premio Nacional de Ensayo 2002 por "Mater dolorosa"; Edward Malefakis, catedrático emérito de Historia en la Universidad de Columbia, en Nueva York; Pamela Radcliff, profesora de Historia en la Universidad de California, en San Diego; y María Cruz Romero Mateo, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia.

"Nunca, hasta ahora, se había hecho algo parecido", afirma Townson, profesor en el Departamento de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Universidad Complutense de Madrid.

Los seis ensayos que componen la obra, dos de ellos firmados por Townson, concluyen que la Historia de España no es tan diferente a la de los países occidentales, tiene, eso sí, sus peculiaridades, pero los otros también, ya sea en un aspecto concreto o en otro.

"Siempre se ha dicho que España es diferente pero sin haber hecho el análisis histórico comparado, y si lo aplicas ves que los otros países también tienen sus peculiaridades y diferencias. Cada país ha elegido su propio camino hacia la modernización", según Townson.

Ese mirarse el ombligo tampoco es una peculiaridad española, en todos los países hay una bibliografía sobre su excepcionalidad. Véase, sin ir más lejos, Francia, Alemania, Reino Unido o Italia. Todos, señala el historiador, se creen "diferentes y especiales".

El eslogan "Spain is different", que marcó la industria turística española en los años 60, caló hondo en el subconsciente colectivo y se convirtió en una idea preconcebida incluso para historiadores.

Pero ese sentimiento de excepcionalidad, larvado a finales del siglo XIX, brotó en toda su intensidad tras el Desastre de 1898.

"La excepcionalidad española se basaba en el reconocimiento de una inestabilidad política crónica, de un retraso económico y tecnológico, de una serie de desastres militares y, sobre todo, de la pérdida del Imperio; en resumen, de un sentimiento de inferioridad", escribe Townson en el prólogo del libro.

Ese sentimiento de inferioridad, según señala, "se ha invertido en los últimos 15 ó 20 años"por una combinación de factores: el crecimiento económico experimentado a partir de los años 60 y que ha llevado a situar a España entre las diez primeras economías del mundo, la integración en la Unión Europea (UE) y la militar en la OTAN, y los éxitos deportivos.

"Desde la victoria de 'La Roja' de este verano he visto más banderas y más toros pegados en los coches que nunca", señala.

Y valora que es "positivo", ya que ahora "la bandera es de todos los españoles", muchos de los cuales antes la rechazaban porque estaba asociada al régimen franquista que había construido "una idea nacional demasiado sectaria y parcial".

Una idea de España, según Townson, que "aún defienden sectores de la población"española y que constituye "un fenómeno social"sin el cual "no se puede explicar el éxito de Pío Moa o César Vidal", que para el autor son "neofranquistas".

Pero "afortunadamente", añade, la sociedad española está superando ese periodo y el "trauma"de la Guerra Civil (1936-1939), que fue "tremenda"y con "una represión brutal en los dos bandos y también en la posguerra", en la que "se llevó a cabo la represión más brutal en período de paz en la época contemporánea europea". 

Y es que al contrario de lo que hizo Abraham Lincoln tras la Guerra Civil Estadounidense, "Franco nunca buscó la reconciliación, sino todo lo contrario, intentó perpetuar las divisiones", asegura.

Leyes como la de la Memoria Histórica u otras muchas aprobadas en defensa de las víctimas del franquismo le parecen positivas a Townson, ya que considera "fundamental"que las familias puedan enterrar a sus allegados "de forma digna".

No obstante, critica que "esas asociaciones tengan su propia agenda política y quieran imponer también su visión histórica". 

Townson, que está a favor de "un monumento nacional a todos los caídos", concluye: "la Historia de España está muy ideologizada, demasiado para mi gusto".