Actualidad

El cuaderno por Cecilia García

La Razón
La RazónLa Razón

En la tranquilidad de que sé que a mí personalmente no me va a llamar por empatía, no me es difícil ponerme en la situación de los hombres y mujeres que hoy esperan que se encienda la pantalla de su móvil con el nombre de Ana Botella y no precisamente para preguntarse qué tal están sino para saber si están disponibles. Alberto Ruiz Gallardón se lleva al Ministerio de Justicia a sus colaboradores más cercanos y la nueva alcaldesa de Madrid tiene que formar su propio equipo, uno que lleve su impronta. Puede que Ana Botella incluso le haya cogido prestado a su esposo aquel cuaderno azul del que tanto se hablaba y del que tan poco se sabía. Sea como fuere, los «concejables» viven sin vivir en sí. Estar en el meollo del destino de la Corte y la Villa es, en estos momentos, un escaparate nada desdeñable. Eso sí, no creo que Ana Botella les elija por su proyección nacional y sí por el recorrido local que puedan tener. Madrid necesita una alcaldesa –que ya lo es– que esté a la altura de lo que tiene que estar: volcada por y para la ciudad y no tanto para la capital, concepto muy rimbombante pero que en la vida de los ciudadanos madrileños pesa más bien poco o nada. Ser la capital de España es un honor, pero también un accidente. Sobre todo somos un pueblo al que se le han ido rompiendo las costuras hasta convertirse en una metrópoli con múltiples sensibilidades. Botella elegirá su equipo para gobernar y gestionar esta ciudad sin plantearse otras metas, que estos hombres y mujeres entiendan que el edificio de Correos no es únicamente un sitio de transito. Es de desear que escoja con tino. Si le va bien a ella, nos irá bien a todos.