Historia

Budapest

«Los médicos no pueden estar al servicio del Estado»

Cuando se cumplen 65 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz (Polonia), en el que dos millones de personas fueron esclavizadas, torturadas y asesinadas, la Universidad Autónoma de Madrid y Casa Sefarad celebran el curso «Enseñanzas del Holocausto para la medicina actual», que cuenta con la participación de expertos en Bioética y supervivientes españoles y franceses del horror nazi.

«Los médicos no pueden estar al servicio del Estado»
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La «T4 Aktion», consistente en «limpiar» la «raza aria» de homosexuales, discapacitados y enfermos psíquicos, y, de paso, liberar al Estado de la carga de su manutención, fue el embrión sobre el que el III Reich ideó la «Solución Final» que intentaría acabar con judíos y gitanos. Para llevarla a cabo, miles de médicos colaboraron en el asesinato o esterilización de más de 200.000 alemanes no judíos, entre ellos 5.000 niños.

El bien del paciente

Según explicó Esteban González, profesor de Medicina de Familia y experto en el Holocausto, esta lamentable etapa de la historia «sentó las bases de la bioética», en la que términos como «cobaya humana», eugenesia y aborto selectivo han quedado desterrados para siempre. «El médico se debe al Juramento Hipocrático, al bien del paciente, y nunca debe estar al servicio del Estado», aseguró.

Aunque González precisó que lo acontecido durante la II Guerra Mundial «no es comparable» a nada de lo que ocurre en la sociedad actual, afirmó que, sobre la polémica generada en torno a la Ley del Aborto y la objeción de conciencia de los médicos que se niegan a practicarlo, «no creo que se llegue a situaciones en las que ninguno sea obligado o sancionado» por ejercer su derecho.

Volviendo al Holocausto, escalofriante fue el testimonio de la judía afincada en España Mazaltov Behar, deportada desde su Grecia natal a Auschwitz siendo adolescente. Allí sufrió en carne propia la extrema crueldad del delirio nazi. Despojada de toda dignidad y tratada como simple pieza de ganado, fue conducida al «hospital» del complejo –«del que casi nadie salía con vida»– y sometida a irradiaciones con el fin de ensayar en su joven cuerpo el método de esterilización rápida que habría de solucionar el «problema» de la «T4 Aktion».

«Estuve cerca de morir», pero un médico-esclavo judío, de nombre Simon, «arriesgó su vida extirpándome en secreto el tumor que me provocaron en los ovarios». Eso fue durante una de las numerosas intervenciones quirúrgicas innecesarias a las que cientos de jóvenes como ella fueron sometidas. «Eso me salvó la vida y también un ovario, gracias al cual pude tener a mi hijo, que en su honor y el de mi hermano muerto allí se llama David Simon».

Toda la familia de Behar pereció en Auschwitz. Perdida toda esperanza y con la muerte como única salida al infierno, la joven recibió la ayuda inesperada de una de las enfermeras alemanas que trabajaban en el hospital. «Me separó de las más jóvenes, condenadas a morir, y me puso con las casadas; eso me salvó la vida», recuerda.

Jaime Vándor, otra víctima de la persecución contra el pueblo judío, sobrevivió en el gueto de Budapest gracias a la iniciativa del entonces delegado de Negocios español, Ángel Sanz Briz, que, «por iniciativa propia», salvó a 5.200 judíos de la deportación a los campos de exterminio.


Wiesenthal espió para el Mosad
El «cazador» de nazis Simon Wiesenthal, un superviviente del Holocausto que se dedicó a perseguir a los miembros del III Reich que escaparon de Alemania tras la guerra, colaboró con el servicio secreto israelí, según revela una nueva biografía. Su autor, Tom Segev, asegura que el Mosad empleó a Wiesenthal durante diez años y que le pagaba 400 dólares (de los años 50) al mes. Segev tuvo acceso a la oficina de Wiesenthal en Viena «tal y como la dejó», donde pudo contrastar sus archivos, documentos del Gobierno israelí, y testimonios de su hija Paulina y de ex espías del Mosad. Wiesenthal se hizo famoso tras localizar en Argentina a Adolf Eichmann, ideólogo de la «Solución Final», que fue trasladado a Israel y ejecutado en 1960.