Presentación
Un Nobel enamorado
El documental «José y Pilar» retrata los últimos años de vida de Saramago
Miguel Gonçalves se declara «fan suyo desde siempre. Quería entender la vida de un Nobel». E insistió hasta que aceptaron: «Tardamos dos años en decirle que sí. Dos años en que Miguel no cejó en su empeño de solicitar, implorar, rogar... Eso sí, con mucha educación y buenos modales que acabaron desarmándonos», cuenta Pilar del Río, esposa y traductora del escritor. A partir de ese momento se sucedieron cuatro años de trabajo que tienen como resultado «José y Pilar», un documental sobre la ajetreada vida de la pareja. «Su agenda es delirante. Les impulsaba constantemente el deber moral de contribuir a que el mundo fuera un lugar mejor», asegura el director.
Mejor con maquillaje
Con todo el material recopilado, cuyo testimonio oral se basa en «una mezcla de entrevistas y declaraciones espontáneas», dice Gonçalves, «José y Pilar» «no es un documental tradicional. Quise crear una historia narrativa cláscia». Y así lo hizo. Por lo menos, según la opinión de los protagonistas: «José llegó a ver una versión un poco más larga y se emocionó de pura admiración por el trabajo del realizador. Se quedó sorprendido cuando vio una película con planteamiento, nudo y desenlace, de una calidad excepcional por la imagen y el montaje. Quien sabe mezclar la vida con tanto humor e ironía es un creador que no puede perderse. Y mire que Saramago era un gran aficionado al cine y sabía de qué hablaba», explica su esposa.
Con el documental terminado entre la manos, Pilar del Río no cambiaría casi ningún detalle de su contenido. Sobre todo, en lo que a su esposo se refiere: «De la parte de José, nada. De la mía, quitaría algunas escenas en que me paso varios pueblos o en las que se me ve demasiado cuerpo. También me pondría algo de maquillaje», cuenta Del Río.
Gonçalves se integró perfectamente en el día a día de la pareja: «Miguel y su equipo eran parte de nosotros, hasta ayudaban con las maletas a veces... No molestaron nunca, respetaron los momentos delicados, como la enfermedad, los viajes fallidos en que iban a rodar y José no podía». Cuando falleció, en junio del pasado año, surgieron las dudas sobre el proyecto. «No sabía qué hacer. Al final decidí no cambiar nada. La lectura será diferente, pero, al final, esta película es una muestra de la belleza de las cosas banales. El pensamiento ya está en sus libros», asegura el director. «Me incomodaba la imagen seria y arrogante que mucha gente tiene de él. La gente se sorprenderá al descubrir quién era, es decir, un hombre con un gran sentido del humor». En este sentido, su esposa asegura que «esta película no va a mostrar un Saramago distinto. Va a confirmar las sospechas que muchos ya tenían de que es el tipo que te encuentras en la esquina de cualquier ciudad, sin solemnidades ni altanería». Pues eso.
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