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«Primos» entre Comillas

Quim Gutiérrez, con cara de primo, explica a la mitad de los invitados a su boda por qué está solo en el altar de una iglesia. A su lado, sus dos primos, Adrián Lastra y Raúl Arévalo, le apoyan.

 
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A modo de «despedida de la adolescencia», como explica el director de «Azuloscurocasinegro» y «Gordos», deciden viajar a Comillas para reencontrarse con su infancia y algún que otro amor de verano: «Fue la ligereza lo que me impulsó: enfrentarme a la crisis desde un punto de vista lúdico», explica Daniel Sánchez Arévalo.

Obseso de la reescritura

En Cantabria se encontrarán con Antonio de la Torre, que encarna a un padre alcohólico atormentado porque su hija (Clara Lago) ejerce la prostitución, y con Martina (Inma Cuesta), el primer amor del novio plantado. Este ambiente tan familiar es el mismo que disfrutó el equipo en el rodaje, con el que Sánchez Arévalo siempre repite (Gutiérrez, Arévalo y De la Torre han trabajado con él desde su debut): «Soy un obseso de la reescritura de los guiones, pero, como había poco tiempo, involucré a los actores en el proceso creativo. Les pedí que no se aprendieran de memoria los diálogos y tomé notas de lo que les salía espontáneamente. Han puesto mucho de sí mismos», asegura Sánchez Arévalo. De esta espontaneidad surge, por ejemplo, la escena de la típica verbena de verano: «En esa secuencia no tenía muchas directrices. Nos limitábamos a rodar entre la gente, más de 800 figurantes», añade.

Con «Primos», el realizador continúa en la senda cómica de «Gordos» y cada vez más alejado de «Azuloscurocasinegro». «Me siento satisfecho de ser fiel a la comedia, aunque, esta vez, no sé qué va a ser lo próximo. Dependerá de cómo reciba ésta el público». El realizador es uno de los nuevos nombres del cine español junto con sus amigos Borja Cobeaga y Eduardo Chapero-Jackson, con los que empezó en el mundo del cortometraje: «Creo que pertenezco a una nueva generación de cineastas: nos conocemos mucho, somos como una familia, pero nos criticamos y enseñamos los unos a los otros. No voy a decir que no hay competencia porque la hay. Pero también es cierto que a mí me beneficia que hagan películas buenas, porque si algo necesita ahora el cine español es confianza», comenta el autor. Las palabras del director coinciden con un momento complicado para nuestra cinematografía, en el que la Academia de Cine se ha visto salpicada por la salida de Álex de la Iglesia como presidente por su rechazo a la ley «antipiratería»: «No entiendo sus formas. Siento que hay que hacer algo al respecto de las descargas. Y es muy significativo que los tres partidos hayan llegado a un acuerdo. Además, la demanda de contenidos en la actualidad es altísima, por lo que es muy importante ver de qué manera podemos suplirla», ratifica.