Bruselas
El lado oscuro de Ucrania
La prisión de Timoshenko simboliza el hostigamiento de Kiev a la oposición. La deriva autoritaria del presidente Yanukovich enfría la relación con Bruselas
Dentro de dos meses, Ucrania celebra elecciones, y la oposición tiene a su líder entre rejas. Hoy se cumple un año desde que Yulia Timoshenko fuese detenida, más tarde, en octubre de 2011 sería juzgada y condenada a cumplir siete años de prisión y a pagar 140 millones de euros. La llamada «princesa del gas» está acusada de «haberse excedido de sus funciones» al firmar en el año 2009 un acuerdo de suministro y transporte de gas, oneroso para Ucrania. Aunque es vox populi que el hecho de que Timoshenko esté entre rejas es más una venganza política que una equilibrada sentencia judicial.
La «princesa del gas» levantó a Ucrania en 2004 al denunciar el fraude electoral que había dado el triunfo a Viktor Yanukovich, el actual presidente ucraniano. La revuelta, conocida como la «Revolución Naranja» logró que se repitiese el proceso electoral y algunos señalan que Yanukovich no dudó en «vengarse» de ella. Durante todo el año que Timoshenko ha permanecido entre rejas, la ex primera ministra ha denunciado en múltiples ocasiones el «maltrato» sufrido en la cárcel. Este «acoso» provocó que la opositora ucraniana iniciase una huelga de hambre como protesta. De hecho, ha sido tratada por médicos alemanes ya que asegura tener miedo y piensa que «le puede ocurrir algo». Los médicos también han denunciado su situación, según éstos, la «princesa del gas» está vigilada con cámaras durante las 24 horas y sólo tiene acceso a una ventana alrededor de 20 minutos al día.
Pero la situación de Timoshenko no sólo es criticada por amplios sectores ucranianos. Su juicio y su condena provocó la reacción de la comunidad internacional y las relaciones exteriores con Europa se han ido enfriando. Bruselas no dudó en afirmar que la ex primera ministra «no había tenido un juicio justo» y advirtió al Gobierno ucraniano de que, hasta que no se solucione la situación de la líder opositora, el Tratado de Asociación y de Libre Comercio con Ucrania no sería suscrito. Como consecuencia, las relaciones entre Ucrania y la UE se tambalean, sobre todo al quedar cada vez más lejos la posible inclusión de Ucrania como miembro de la Unión.
Hace menos de un mes, Bruselas se atrevió a ir más allá y exigió al presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, que liberase a Timoshenko para que se la permita participar en los próximos comicios en Ucrania. Otros países también reaccionaron a la situación de Timoshenko, Estados Unidos, por ejemplo, afirmó sentirse «decepcionado» tras conocer la sentencia que enviaba a la ex primera ministra siete años a la cárcel. Rusia, tras conocer la noticia, se mostró algo amenazante al advertir que la condena «puede» poner en peligro el acuerdo energético que existe entre ambos países.
Timoshenko encabeza la lista de su partido Patria, pero este liderazgo no deja de ser algo simbólico ya que, la ex primera ministra está inhabilitada y, las leyes ucranianas, entre otras cosas, no permiten presentarse a las elecciones a aquellas personas que cumplen condenas.
Segundo juicio
Timoshenko también está acusada de causar pérdidas por valor de 3,75 millones de dólares al Estado cuando estaba al frente de la corporación Sistemas Energéticos Unidos de Ucrania en los años noventa. Pero la ex ministra se niega a acudir y ya ha aplazado la vista hasta en seis ocasiones. Además, parece que el Gobierno ucraniano se está empleando a fondo y está buscando todo aquello que haga que Yulia no salga de la cárcel. La última acusación llegó hace dos meses: la Fiscalía General anunció que estaba preparando una acusación formal por asesinato contra la ex primera ministra. Según el Gobierno ucraniano, Timoshenko estaría «relacionada» con el asesinato del empresario Yevgueni Sherban, perpetrado en 1996. Hasta el momento, se está cumpliendo lo que ya vaticinó la ex vicepresidenta del grupo liberal de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, la danesa Hanne Severinsen, «el caso Timoshenko es absurdo. Es evidente que el objetivo real es impedir que Timoshenko actúe como líder de la oposición y que se presente a las próximas elecciones».
De cara a los próximos comicios, Patria, el partido al que pertenece la ex ministra se muestra bastante confiado. Su «número dos», Oleksander Turchinov, aseguró que el partido «logrará ganar». Aunque no se puede adivinar el resultado de estas elecciones, lo que sí se puede asegurar es que el caso Timoshenko le está pasando factura a Ucrania y a su presidente, Viktor Yanukovich, el cual ha caído en una imagen de descrédito tanto dentro como fuera de sus fronteras. Timoshenko siempre lo tuvo claro, como ella misma afirmó el día de su juicio, «la condena no me detendrá».
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