Bruselas

Piqué y otros

La Razón
La RazónLa Razón

Mientras los eurodiputados se negaban a bajar de los sillones de bussines, Josep Piqué subía a un avión. Lo hacía en turista a pesar de ser el presidente de Vueling. No hizo valer su cargo, y eso que la compañía en la que volaba era de su grupo. Ha dado ejemplo. Lo ha hecho de forma silenciosa, sin ostentación. Simplemente, ha hecho lo que debía hacer. Le honra.
Los eurodiputados es otra cosa. No sólo no quieren rebajarse el salario, ni las dietas. Además se dan a la picaresca. Nadie lo confirma, nadie lo niega, pero nuestras euroseñorías cogen vuelos en turista pero pasan el recibo como si viajaran en bussines. Cogen un taxi desde su lugar de trabajo hasta el aeropuerto en grupos de 3 o 4, lo pagan a escote, pero todos piden un recibo por la totalidad del importe. Y no sólo eso. Hace unos días, «The Guardian» nos enseñaba cómo fichan los viernes en Bruselas para cobrar la dieta. Una vez hecha la operación ponen pies en polvorosa hacía sus respectivos domicilios, en sus respectivos países. No trabajan, pero cobran. El conjunto del ardid puede suponer algo más de 400 euros. Por cuatro semanas por mes, sale un sobresueldo arregladito. El escándalo ha sido mayúsculo. Sólo cuatro diputados españoles han sido elegantes, y consecuentes. Votaron por la reducción de privilegios. Sólo cuatro de 42. Algunos, ante la algarada cambiarán su voto por la abstención. Otros, ni eso. Dicen, con excusas de mal pagador, que lo estudiarán. Señorías, tomen nota. No sirve ni una cosa ni otra. El único voto válido es el de apretarse el cinturón y votar contra los privilegios. Como todos, ni más ni menos.