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«Lanzó tres granadas y después sacó el fusil»

Las explosiones de hasta tres granadas y las ráfagas repetidas de un Kalashnikov rompieron ayer la calma de la tranquila Lieja, en el este de Bélgica, que en cuestión de minutos se llenó de confusión, carreras de cientos de ciudadanos buscando refugio, sirenas y policías a la caza, pistola en mano de un confuso objetivo.

Un policía vigila la plaza Saint-Lambert, donde yace el cadáver de una de las víctimas mortales
Un policía vigila la plaza Saint-Lambert, donde yace el cadáver de una de las víctimas mortaleslarazon

BRUSELAS- Nordine Amrani, de 33 años, en libertad condicional por posesión de armas y drogas, atacó una parada de autobús en la plaza Saint-Lambert, en pleno centro de la ciudad, matando a cuatro personas e hiriendo a otras 122. Dos jóvenes, Nathan Belhadj (15 años) y Pierre Gerouville (17), y una mujer de 75 murieron en el acto. La cuarta víctima, un bebé de 18 meses, falleció horas después en el hospital. Amrani se quitó la vida con su propia pistola. Un testigo vio «sacar una granada de la bolsa que tiró en la plaza. Luego, volvió a su bolsa y sacó un Kalashnikov con el que empezó a disparar. Cuando pensó que el cargador estaba vacío, tomó el revólver y se disparó en la cabeza».

El pánico, la confusión y la rumorología nublaron las primeras horas tras el suceso, en uno de esos días tan típicamente belgas de cielos grises y lluvia intermitente. Durante los primeros instantes, con las sirenas aún retumbando por las calles y dos helicópteros sobrevolando la zona, los medios y autoridades locales especulaban con que se podría tratar de un ataque terrorista e incluso una maniobra de distracción para ayudar a escapar a algunos matones que comparecían en el cercano Palacio de Justicia de la ciudad valona. «No tenemos detalles aún», comentaba a través del teléfono un agente incapaz de esconder cierto nerviosismo, antes de que las Fuerzas de Seguridad dieran la situación por controlada, sobre las 14:30 horas.

Las primeras informaciones indicaron que se trataba de un ataque colectivo perpetrado por tres personas, pero con la llegada de la tarde, la fiscal de Lieja, Daniele Reynders, confirmó que se trató de un solo atacante que era conocido por su posesión de armas, pero no un sospechoso de terrorismo. Con todo, el motivo que llevó a Amrani a emprender a tiros contra los transeúntes que realizaban sus compras navideñas seguía ayer siendo una incógnita.

El diario belga «Le Soir» recuperó ayer de sus archivos la noticia de su sentencia en 2008, condenado a 58 meses de prisión, por posesión de 9.500 piezas de armas, una decena de armas enteras y 2.800 plantas de cannabis. La ministra del Interior, Jöelle Milquet, se mostró «profundamente impactada por la brutalidad de los hechos» tras visitar el lugar del ataque. Un gran grupo de las víctimas, incluidos dos de los fallecidos, eran estudiantes, algunos de ellos salían de sus exámenes, según comentó después el alcalde de Lieja, Willy Demeyer.

Una vez recuperado el control de la zona, llegaron las autoridades belgas para mostrar su solidaridad y cariño a las víctimas. Hasta Lieja se trasladaron el rey Alberto II, y el nuevo primer ministro, el socialista francófono Elio Di Rupo, quienes se mostraron «horrorizados» con la matanza.

 

DÍA DE PÁNICO

LA EXPLOSIÓN A las 12:30, Nordine Amrani, de 33 años, aparcó su coche en un parking de la Plaza Saint-Lambert en el centro de Lieja y se colocó en el techo de la panadería Le Pain Chaud. Desde allí, lanzó las granadas y disparó repetidas ráfagas contra la marquesina.

LAS VÍCTIMAS Dos estudiantes de 15 y 17 años que esperaban el autobús murieron en el acto, junto a una mujer de 75 años. Horas después, un bebé de 18 meses falleció en el hospital a causa de las heridas recibidas.

EL ASESINO Amrani fue condenado en 2008 a 58 meses de cárcel por posesión de armas y cannabis. Quedó en libertad condicional en 2010 sin cumplir la pena.