Bayern Munich
Di María el extremo
No hay postulado futbolístico que me guste más que el de considerar que el mundo siempre necesitará democracia y extremo izquierda. En el fútbol actual, tan dado al juego almibarado y el ritmo pausado, cuando un equipo cuenta con extremos tiene mucho ganado. El Madrid hizo el gran fichaje con Di María. Importa poco que juegue en su puesto natural como en la derecha. Importa que reciba balones. Es más, cuando no le llegan, los busca y como sucedió en El Molinón marcó el gol que dio ventaja a su equipo en jugada de listo y de quien no ceja en el empeño de buscar sus oportunidades. Suárez regaló la pelota porque Di María le acosó. Éste se la llevó pegado a la raya de fondo y sin casi ángulo batió a Juan Pablo. Después le regaló un tanto a Cristiano.
Di María resolvió los principales problemas del equipo que sin Xabi Alonso se quedó en el centro con tres corredores de fondo y sin que ninguno le supliera. Xabi, que es más listo que Piqué y tiene quien le escriba y quien oculte el hecho, se ganó la quinta tarjeta frente al Atlético y también podrá jugar el clásico. En Gijón se notó su ausencia, aunque era menos decisiva que frente al Barça. Al Madrid, para atacar sin los pases largos de Xabi, le bastaban el extremo argentino y Marcelo, quien aunque descuide a veces su labor defensiva, es uno de los atacantes más peligrosos del Madrid. Lo confirmó con el tercer tanto.
Posdata. Les dicen Fer y Feli. Tienen «glamour». Les arrasaron los argentinos.
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