Balón de Oro
Blatter el censor
Al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, no le llega la camisa al cuello y, ante una situación crítica, ha elegido huir hacia delante. Tras los dos gravísimos fallos arbitrales en los partidos Alemania-Inglaterra y Argentina-México, Blatter ha decido que nadie le saque los colores. Así ha ordenado la prohibición de las jugadas polémicas en los estadios. Alude a razones de seguridad. La suya, claro. Porque lo cierto es que Blatter, no se sabe por qué, siempre ha sido muy complaciente con los errores arbitrales, como si tuviese con este estamento cuentas pendientes. O simplemente es que no quiere problemas y, hasta ahora, las únicas sombras de este Mundial son las decisiones de algunos árbitros. En vez de esconderse en el silencio, la FIFA debería ser más rigurosa en la selección del cuerpo arbitral. Pero no, prefiere hurtar a los espectadores de los estadios la repetición de las jugadas polémicas. Así, Blatter se arroga como la figura de un censor en vez de hacer lo que debe: arreglar lo que es ya un problema.
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