Estados Unidos
Depilados
En el dibujo, el Presidente Rodríguez se dirige al Presidente Sarkozy. Y le dice: «Nosotros aportamos cuatro F-18, una fragata, un submarino, un avión cisterna y un regimiento de titiriteros conversos». El dibujo, publicado en LA RAZÓN, es de Borja Montoro. Páginas adelante, otro dibujo. Tres aviones aliados sobrevuelan –es un suponer– el desierto de Libia. Uno es francés, el segundo inglés, y el tercero, algo más rezagado, español. El nuestro arrastra una gran pancarta que dice: «No a la Guerra». El dibujo, publicado en LA RAZÓN es de Sañudo.
El pasado fin de semana se organizó en Madrid un acto en defensa del juez Garzón. Sólo faltaba el que escribe para que aquello pareciera una reunión de beneficiados del IMSERSO fotografiados poco antes de partir de excursión a las Hoces del Cabriel. A Garzón le apoya un rojerío otoñal con vocación de invierno. Estaban los inevitables Almudena Grandes, Juan Diego, Pilar Bardem y otros del cine, que son muy parecidos porque se visten igual y gastan la misma barba desaliñada. La Ceja en estado puro. Todos se manifestaron a favor de la guerra en Libia.
Se me olvidaban Toxo y Méndez, también presentes. No podía ser de otra manera. Esta guerra les gusta. Parece no importarles la muerte de civiles libios, que no son tan importantes como los civiles iraquiés o los niños serbios, masacrados legalmente. La ONU ha dicho «sí», y los de la Ceja están tranquilos. España no envió tropas a combatir en Irak. Y a Aznar se le cayó el mundo de la subvención encima de la cabeza. Le llamaron «asesino» y todo lo demás. La ONU no había autorizado aquellos ataques. Esta ONU es muy caprichosa. Sadam Husein era igual de criminal que Gadafi, tan dictador como Gadafi y tan sanguinario como Gadafi. Pero contaba con la simpatía de la Ceja. Ahora sí hemos mandado a los soldados españoles a combatir en Libia. Y en Afganistán. Irán donde se les ordene, y siempre cumplirán con su deber heroicamente. Una aportación modesta, encajada en nuestras posibilidades. La Ceja apoya la intervención militar española. Sus miembros son expertos en contacto diario con la ONU. Que va Juan Diego y le dice a Pilar Bardem: «Pilar, que esta guerra es legal porque la ONU la ha autorizado». «Pues que bien, Juan. No sabes el peso que me quitas de encima».
Esta guerra es tan legal o ilegal como la de Irak. Allí fuimos en misión de paz y aquí vamos en misión de guerra. La Ceja ha cambiado mucho en los últimos años. Javier Bardem, que es un gran actor, ha triunfado en los Estados Unidos, la nación imperialista que le ha ofrecido cobijo y amparo para que su hijo nazca americano en el hospital más caro de su sudoeste. No tendría sentido que llamara «asesinos» a los que bombardean Libia, que son sus anfitriones. Y del resto, poco se puede decir. Ellos viven pendientes de las resoluciones de la ONU, su oráculo de Delfos. Cuando Angola se desangró con la eficaz participación de Cuba sin permiso de la ONU no se enteraron. Y aquello duró más de una década, pero es que tampoco hay que exigirles un seguimiento tan puntual.
Aznar tomó una decisión difícil y le llovieron chuzos en punta. Zapatero ha tomado una decisión más difícil todavía –y que cuenta con mi humilde apoyo–, y los golfos de las subvenciones y las propinas se muestran encantados. No a las misiones de paz y sí a los zafarranchos de combate. Esta gente ha cambiado una barbaridad en los últimos años. De aspecto y de conciencia. Cejas depiladas.
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