Los toros en Cataluña

Vuelve el genio por Andrés Sánchez Magro

La Razón
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En este siglo XXI quedan pocos artistas auténticos en cualquiera de las disciplinas de la cultura. Hemos tenido la suerte de que en la tauromaquia, entendida como una de las Bellas Artes, a la manera de Thomas de Quincey, está José Tomás. Torero intenso, único, que ha entendido, desde la profunda ética, el viejo juego de lidiar toros.

La actitud insobornable, despreciando los límites de lo convencional y lo acomodaticio, han convertido al diestro de Galapagar en el último mito vivo de los que se visten de luces. Es un torero tan hondo, tan distinto, que asombra a aficionados y profanos por igual. Su embrujo, su magnetismo, su posición hierática en el límite del bien y del mal, convierten cada uno de sus paseíllos en una plaza de toros en ritos de peregrinación.

Es y ha sido tan importante para la fiesta de los toros que su sola presencia en los abonos supone un revulsivo y un relanzamiento para lo taurino. Vivimos un mundo superficial, sólo preocupados de la moda, por lo que la tauromaquia josetomasista es siempre una declaración de intenciones y una insurrección moral frente a lo cotidiano. Torero tan legendario y tan grande al que ya no vale ningún tópico. Es tan larga su figura y su verdad, que en este año de encrucijada su regreso será el acicate para la regeneración de la fiesta.

Como prueba más de su compromiso con el arte de Cúchares, con esa soledad que siente cuando torea él en el ruedo, dicen que se va a anunciar en la Feria de Julio valenciana. Con ello, recupera una tradición de una feria añeja, hoy en declive, y viste de modernidad sus irrupciones en la cartelería. Todos los que amamos la tauromaquia estamos de enhorabuena. Todo el escalafón ya se ha puesto a cavilar, y hasta los no iniciados tienen un hueco en un comentario y un deseo de ver a José Tomás. Vuelve el genio.