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Redescubriendo la rueda (de cartón)
La legislación responde por fin a las necesidades actuales de la sociedad en materia de residuos y pone orden en la variedad de soluciones que hasta ahora habíamos ido probando en aras de reducir la contaminación sin perder empuje económico. Tras varias décadas en las que hemos manejado nuestros residuos sin un criterio homogéneo entre vertederos, incineradoras y plantas de reciclaje, la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados sustituye a la anterior normativa al respecto después de 23 años, y define con más precisión que nunca conceptos tan importantes como «reciclado», «valorización» o el propio «residuo». A partir de ahora se atenderá al ciclo de vida de los materiales, priorizando aquellos que sean más respetuosos con el medio ambiente y, por tanto, con las personas. Por ejemplo, en cuanto a los envases y embalajes –capítulo importante dada la rapidez con la que pueden convertirse en residuo–, se define y se da prioridad por fin a los «embalajes sostenibles»: aquellos fabricados a partir de materias primas renovables, reciclables y biodegradables, como el cartón y la madera. Esta ley se traduce en que afortunadamente usaremos cada vez más cajas ecológicas, cuya producción respetará los ritmos de regeneración de los recursos naturales, y que tras su uso serán recicladas en nuevos productos. Es decir, son materiales que no responden propiamente a la definición de residuo, ya que vuelven una y otra vez al ciclo de producción como materia prima. Además, cuando por algún motivo salen del circuito y terminan en el medio natural no es un problema grave, ya que se descomponen rápidamente.
Los fabricantes de embalajes de cartón ondulado, madera y cartoncillo y las asociaciones sectoriales que los representamos –Asociación Nacional de Fabricantes de Envases y Embalajes de Cartón Ondulado (AFCO), la Federación Española del Envase de Madera y sus Componentes (Fedemco) y la Asociación Nacional de Fabricantes de Envases, Embalajes y Transformados de Cartón (ASPACK), respectivamente– elogiamos que el texto legal implique la creación de un Grupo de Trabajo especializado que analizará la introducción generalizada y gradual en la cadena de distribución comercial de estos envases y embalajes ecológicos.
Lamentamos, sin embargo, que la normativa no haya ido más allá, aunque confiamos en que las Administraciones Públicas y el nuevo Gobierno desarrollen medidas más ambiciosas y concretas en esta línea. En nuestra opinión, no se trata únicamente de transponer directivas europeas, sino que el reto consiste en integrar en un marco legal de aplicación práctica y obligatoria las exigencias sociales y medioambientales de organizaciones de consumidores, ecologistas, expertos y, en definitiva, de la sociedad en general. Exigencias a las que desde nuestro sector llevamos años respondiendo a través de mejoras en nuestros sistemas de producción, recuperación y reciclaje.
Por tanto, luz verde –nunca mejor dicho– al necesario declive de materiales tan perniciosos como los omnipresentes plásticos, que apenas se reciclan y contaminan el mar, la tierra y el aire durante períodos de tiempo inasumibles. Tomemos nota y apliquémonos. No sólo los ciudadanos de a pie, que cada vez estamos más sensibilizados y comprometidos con el respeto por la naturaleza en nuestras decisiones. También tendrán que hacer sus deberes los fabricantes y distribuidores de todos esos productos que se venden masivamente, empezando por los propios alimentos. A veces vislumbrar el futuro que todos deseamos y acercarlo al presente es tan simple como valorar justamente cosas de toda la vida como una sencilla caja de cartón.
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