País Vasco
Bildu pone la independencia como solución anticrisis
Trata de convencer al electorado de que los problemas que sufren vienen de Madrid
Madrid-Hay que sacar tajada de todo. El independentismo vasco de carácter radical, que dirige, cada vez de manera más abierta Batasuna (rebautizada ahora como Sortu, gracias al Tribunal Constitucional) pretende, según se desprende de documentos que han firmado las fuerzas que ahora conforman EH Bildu, que el culpable de la crisis económica es el Estado español y sus aliados en el País Vasco. Y que la única solución pasa por una fórmula secesionista con la que, por lo visto, todos los problemas hallarían solución. A primeros del pasado mes de junio, la llamada «izquierda abertzale» (Batasuna), Eusko Alkartasuna, Aralar y Alternatiba, las que conforman ahora EH Bildu, firmaron un acuerdo en el que apuestan por «un cambio económico en Euskal Herria».
Desobediencia civil
Para ello, preconizan una estrategia de desobediencia civil. A esto, hay que añadir la insumisión y la presión en la calle. Bajo la batuta de Batasuna, el análisis que hacen las citadas fuerzas es el de que la realidad del País Vasco y la crisis económica que sufre (al igual que el resto de comunidades autónomas), viene condicionada por la «negación de Euskal Herria y la estrategia de bloqueo por parte de los estados español y francés ante el proceso de paz y normalización puesto en marcha en nuestro pueblo (...) y el agotamiento del marco estatutario-constitucional».
Expertos antiterroristas, consultados por LA RAZÓN, subrayan que los proetarras, y sus compañeros de viaje, tratan de pescar votos en todos los caladeros, conscientes de que el PNV les saca una ventaja creciente en las encuestas y que no tendrá problema para gobernar.
Resulta llamativo que los que cada día son más criticados por la mala gestión que realizan en las instituciones en las que gobiernan acusen a los que «detentan el poder» central de mantener una «delirante dinámica, en una huida hacia adelante incoherente y de graves consecuencias para la ciudadanía».
Desde unos principios que suenan a «aislacionismo» (o «aldeanismo»), como si la grave crisis económica se pudieran resolver en un territorio con poco más de dos millones de personas, critican a los que «pretenden aparentar que abanderan la democracia y colaboran con la sumisión de ésta a la dictadura de los mercados». «La población vasca está sufriendo la precariedad, el paro, el retroceso en derechos,(...) el racismo, la destrucción ambiental, la desaparición del agro...», subrayan en un «totum revolutum», que hace reflexionar con preocupación sobre lo que pasaría si un día llegan a gobernar estos individuos.
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