Torneos
Djokovic sobrevive
Cuando Djokovic se dirigió a la silla después de perder el tercer set en el «tie-break» su imagen asustaba. Miraba a su palco, resoplaba, mostraba los espasmos habituales. Estaba derrotado. No era para menos. Perder un set después de hora y media a raquetazo limpio no puede dejar el cuerpo para muchas alegrías. Pero el serbio resucitó. Arrasó en la cuarta manga y Murray no pudo consumar su rebelión en la quinta. Después de casi cinco horas (4h50), el escocés expiró. Nadal volverá a toparse mañana con «Nole» en su tercera final consecutiva en un «Grande». Escarbar más allá no es muy conveniente. Rafa cayó las seis veces que se midieron el año pasado.
El torneo de Murray revela que sus cambios, su apuesta por un tenis más atrevido siguiendo el ejemplo de Rafa, también le puede rendir resultados antes de lo previsto. Sea o no la influencia de Ivan Lendl, el británico es más valiente y menos conservador de lo que acostumbraba. Y como tiene tenis para aburrir, como técnicamente es casi perfecto... Djokovic sufrió más que nunca. Murray le movió, le obligó a hacer muchos kilómetros, le cambió el ritmo y levantó un 2-5 en contra en el quinto set, pero le falta ser más constante. Puede hacer cuatro juegos perfectos y luego cometer dos o tres errores indignos de su calidad que le terminan costando el partido. Murray puede presumir de que ya es una amenaza para los tres grandes. Él, además, lo sabe y amenaza: «Cada uno madura a una edad diferente y ahora siento que estoy preparado mentalmente para competir con los tres mejores. Mi trabajo en los próximos dos o tres meses será superarlos». Djokovic no tiene que pensar tan a medio plazo. Mañana le espera Nadal: «Quizá tengo una ventaja mental sobre Rafa, pero el tiene como ventaja un día de recuperación y tiene más hambre que en 2011».
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