Berlín

Ultimátum por Alfonso Merlos

La Razón
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Recesión o depresión. España se la juega. No hay tiempo para más ensayos, ni para prorrogar medidas de gracia, ni para tolerar intolerables incumplimientos presupuestarios. Ni uno más. Rajoy lo sabe y quienes gobiernan nuestras regiones, también.
Ningún cráneo privilegiado en Bruselas o Berlín va a descubrirnos ahora que la fisonomía de nuestro Estado, si no actuamos con responsabilidad y valentía, puede convertirse en una pesada losa o, peor aún, en una lápida. Y el Partido Popular es perfectamente consciente de que, si no se ordenan urgentemente y sin contemplaciones las cuentas de las comunidades autónomas, hay un riesgo cierto de que lo que se presenta como un trastorno económico de unos trimestres degenere en una terrible pesadilla de unos años.
Como empiezan a apuntar las decisiones de Montoro y De Guindos, el foco de las soluciones a la crisis está iluminando, ya de forma distinta y más compleja, los retos a los que nos enfrentamos.
Y comienza a cuajar la idea de que el desafío inminente no pasa sólo por recortar los gastos «del» Estado autonómico, sino por recortar «el» Estado autonómico: su organización y las atribuciones que se ha arrogado en los últimos años lo han convertido en un temible Frankenstein.
Bajo ningún concepto la eventual intervención de las cuentas de Andalucía o Cataluña podrá ser leída en clave de provocación o agresión. Al contrario, será un incontenible ejercicio de responsabilidad y coraje político del Ejecutivo central. Podrán generarse resistencias, pero serán superadas.
Este país no está ya para soportar la deslealtad, el aventurerismo y la insensatez de los separatistas. Y menos el cinismo, la demagogia y el populismo de quienes, desde un socialismo inmaduro y suicida, nos han conducido a un reversible estado de emergencia.