Cataluña
Savater: «Barbarie es equiparar sangre de hombre y animal»
Fernando Savater rebate desde un punto de vista ético los argumentos contrarios a las corridas de toros
Fernando Savater echó de menos algo de enjundia en los debates parlamentarios que terminaron con la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Mucho ruido e interferencias nacionalistas sentenciaron la prohibición de los toros por motivos morales, «como si fueran incívicas como la trata de blancas». Con la palabra, como acostumbra, el escritor y filósofo publica «Tauroética» para «probar que, desde la ética, eso no es verdad».
La primera de las cuestiones que Fernando Savater aborda es la relación del hombre con los animales. Los argumentos abolicionistas «consideran al hombre como un igual entre todas las criaturas de la tierra, como una religión panteísta. Pero la ética, desde Aristóteles a Kant, marca las diferencias», explica Savater. «El hombre renuncia a su parte animal y decide que comerse a otro ser humano no es correcto, aunque posible. El animal no elige, y por eso no puede ser culpable ni inocente, no se le puede aplicar la ética», explica Savater.
Granjas y mataderos
Para Savater, a los animales se les ha otorgado esa condición «a lo Walt Disney» y han pasado a ser «animalitos que van al cielo, con intereses, con elecciones, pero no lo son». Como asegura Savater, las obligaciones del hombre es mantener cierto «fair play» con los animales, circunstancia que se cumple con el toro de lidia. «No hay que olvidar que es una fabricación del hombre, una selección de una especie de la que se subrayan características y que se ha extinguido de toda Europa menos, curiosamente, de España. Es una criatura que vive razonablemente bien hasta que llega su final», asegura. El mismo final que pasa cada día, dice el filósofo, en granjas y mataderos de todo el mundo, muertes de animales que no se cuestionan.
Siguiente punto: si la muerte de los animales no está en tela de juicio, qué es, ¿su sufrimiento? «El dolor es una realidad de la vida de los humanos y de los animales. Los humanos son las criaturas de la tierra que más sufren: padecen por el pasado, el presente, el futuro y por los seres queridos. Está presente en la vida y la acompaña. Pero no es el objetivo. Tampoco se hierve una langosta para verla agonizar», clama.
Así que, para Savater, quien ve en la corrida la sangre «es que no sabe adónde hay que mirar. La finalidad de la lidia es artísitica, es la de plasmar el enfentamiento con lo inevitable, la muerte, que también es aplazable». «Existe una finalidad artística, que es lo que la distingue de lanzar una cabra desde un campanario o de un ‘‘correbous''», asegura.
Pintados de rojo
La lidia, según desgrana Fernando Savater en apenas el centenar de páginas de su nuevo libro, «no es una manifestación de la barbarie. Barbarie, desde el punto de vista de la historia del pensamiento, es pintarse de rojo y equiparar la sangre de un animal con la del hombre». Lo que sí escandaliza a Savater es que un Parlamento «quiera dictar la moral de sus ciudadanos, cuando su obligación es articular un marco legal en el que todos puedan ser libres». «En esa decisión hubo un evidente componente nacionalista, la necesidad de hacer separación y marcar una excepcionalidad o de inventarla, pero ese asunto me aburre. Me interesa más la ética».
Título: «Tauroética». Autor: Fernando Savater. Editorial: Turpial. 12 euros, 91 páginas.
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