Marruecos
Rivas quiere ser como Sol
El movimiento 15-M, tras su retirada de la Puerta del Sol, comenzó a colaborar con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para evitar los desahucios en la capital. Hasta tal punto llegó su implicación que en su particular periódico publicaron un anuncio para llamar a toda la gente que vive esta situación para que les avise como si prestaran de este modo un servicio social.
«¿Te van a desahuciar? No lo permitas, tus vecinos pueden ayudarte. ¡Estamos parando desahucios con éxito!», rezaba el reclamo. Por ello, cuando los acampados decidieron trasladarse a Rivas sabían que sus próximos objetivos eran los derribos de la Cañada Real. Así es como comienzan su andadura en este municipio madrileño del que no se irán hasta dentro de 15 días o «hasta que el movimiento lo considere oportuno». En la explanada del Ayuntamiento de Rivas instalaron únicamente un puesto de alimentación, con el que se abastecen los 50 acampados que permanecen allí en veinte tiendas de campaña. Bajo el sol abrasador, el peor enemigo de los «indignados», se reúnen en asambleas para decidir los siguientes pasos. Mucha agua y dispensadores les ayudan a evitar la deshidratación.
Además, los acampados empiezan a notar el cansancio porque llevan más de un mes acampados y a estos obstáculos se les une la debilidad de convocatoria, motivo por el cual no pudo parar las demoliciones en la Cañada Real Galiana de tres construcciones ilegales situadas sobre terrenos de dominio público, no susceptibles de apropiación ni de construcciones particulares. El Ayuntamiento ofreció a los residentes de las infraviviendas recursos como el acogimiento temporal y la red municipal de servicios sociales, aunque sólo los ocupantes de una parcela mostraron interés en su utilización. Estas facilidades están siendo simultáneas a la elaboración del censo que comenzó el Ayuntamiento de Madrid el 1 de junio y que permitirá mejorar la situación del poblado chabolista.
En esos casos, los «indignados» no pudieron interponerse entre la orden judicial y los edificios y atribuyen su fracaso a las condiciones del terreno. «Depende de la situación de la casa. En Tetuán fue fácil controlarlo porque sólo tiene dos accesos la calle», explicó un integrante del movimiento. Por ello, estudian la forma de parar el derribo de Abdul, porque el terreno no es favorable y no les ofrece ninguna seguridad. La casa de Abdul está situada en las afueras de la Cañada, enfrente de un gran descampado. «Pueden venir por todos los lados», comentó uno de los compañeros. De la difusión de la convocatoria se encargan las comisiones, así como un joven aseguró que en la mezquita instalada en la Cañada Real informaron de la situación de su vecino de Marruecos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar