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Corea del Sur quiere una transición en paz
Pese a los temores manifestados por analistas y diplomáticos extranjeros tras la muerte del dictador Kim Jong Il, la propaganda del régimen parece indicar que la transición de poder en Corea del Norte se está produciendo de manera ordenada y veloz. Ayer, el periódico oficial del Partido de los Trabajadores se refería ya al «heredero», Kim Jong Un, como el «líder supremo» del Ejército Popular de Corea del Norte y «respetado camarada que encabeza» el propio partido. El periódico oficialista hacía entender después que el régimen está movilizándose para que el heredero asuma formalmente los títulos de secretario general y comandante supremo. Se trata, en la práctica, de las dos riendas clave con las que dominar el país. Esto confirmaría, según la opinión de los analistas, que el «príncipe comunista» se encuentra en proceso de asumir el control total, algo que a su propio padre le costó varios años. «Todas las organizaciones del partido en el país están defendiendo la ideología y liderazgo del gran camarada Kim Jong-Un con un pensamiento único», indicaba el diario en un artículo en el que a renglón seguido se prometía que las Fuerzas Armadas están listas para «dar la vida para proteger a la Comisión Militar Central, dirigida por el querido camarada Kim Jong Un».
La dinastía Kim
Por otra parte, también se confirma el papel de «consejero» de Jang Song Thaek. Este veterano alto cargo, marido de la hermana pequeña de Kim Jong Il (y por lo tanto tío de Kim Jong Un), apareció junto a su pupilo el domingo en la televisión estatal, con uniforme militar y luciendo una insignia de general. Esto, se atreven a aventurar algunos analistas, significa que se implicará más para acelerar el ascenso del último eslabón de la «dinastía Kim».
La tranquilidad con la que transcurre el proceso de sucesión fue confirmada la semana pasada en el plano militar por funcionarios de defensa de Estados Unidos y Corea del Sur, quienes aseguraron que no se habían detectado movimientos de tropas inusuales dentro del país, ni tampoco alrededor del paralelo 38, la frontera más militarizada del planeta. «Ésta parece ser una transición relativamente tranquila en la península, y esperamos que siga así», dejó dicho George Little, secretario de Prensa del Pentágono, quien reveló que no había percibido un aumento en los niveles de protección de las tropas de Estados Unidos en Corea del Sur. Tanto las potencias con intereses en la península coreana (Estados Unidos y China, principalmente) como el propio Gobierno de Seúl parecen estar haciendo lo posible para contribuir a que la transición se produzca sin sobresaltos, ante el temor a una escalada de tensión. En este sentido, ayer llegaron a Pyongyang dos delegaciones surcoreanas, las únicas comitivas extranjeras autorizadas a asistir mañana al funeral de Kim Jong Il. La primera está presidida por la ex primera dama Lee Hee Ho, viuda del presidente surcoreano y premio Nobel de la Paz Kim Daejung, uno de los impulsores de la hoy lejana idea de reunificación de las dos Coreas. La segunda delegación la encabeza la presidenta del grupo Hyundai, Hyun Jeong Eun. El gigante automovilístico trabajó mucho hace una década para estrechar los hoy malogrados lazos económicos a los dos lados de la frontera. Aunque el coste de la reunificación podría ser altísimo para Seúl, se cree que beneficiaría a la industria del país, al abrir nuevos mercados y conjugar la eficacia y tecnología surcoreanas con la mano de obra barata del Norte. Sea como sea, ambas mujeres acudieron vestidas de luto y presentaron sus respetos ante Kim Jong Un en el Palacio de Kumsusan, donde tiene lugar el velatorio. Un gesto como éste, extremadamente inusual en los últimos años, se ha interpretado como un esfuerzo más por parte de Seúl para tener la transición norcoreana en paz.
Un funeral cerrado a la Prensa extranjera
«No, no daremos acreditaciones para la Prensa. No llaméis más». A través del telefonillo de la puerta de servicio, un funcionario de la gigantesca embajada de Corea del Norte en Pekín daba así por concluida la conversación con LA RAZÓN ayer. A no ser que haya contraorden de última hora, la Prensa extranjera no será admitida en el país para cubrir el funeral de Kim Jong Il. La ideología «Juche», inventada por el «Gran Líder» Kim Il Sung y montada en torno a los principios de autarquía y aislamiento, sigue dominando las relaciones públicas del régimen y es una de las razones de su aislamiento, pero también de su estabilidad. Tampoco han sido invitadas delegaciones diplomáticas ni jefes de Estado.
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