Bruselas
El Gobierno no tiene vacaciones
El Congreso de los Diputados ha aprobado en los siete primeros meses de esta legislatura nada menos que 23 decretos ley y 5 proyectos de ley, la inmensa mayoría relacionados con el programa de reformas, lo que da una idea del ritmo febril que ha impuesto Mariano Rajoy a las labores de gobierno. Una acción legislativa con pocos precedentes, pero absolutamente necesaria para ajustar nuestras maltrechas cuentas y recuperar una confianza exterior muy mermada. Y la misma tónica va a seguir durante el mes de agosto, por lo menos en cuanto a la actividad del Ejecutivo se refiere, por razones que no hace demasiada falta explicar, pero que tienen estrecha relación con la histeria y la incertidumbre que embargan a los mercados financieros internacionales. Agosto es un mes en el que se reduce el nivel de participación de los mercados y la liquidez escasea; tiempo propicio para que se desboquen las bolsas, magnificando cualquier variación en los parqués por pequeña que sea. En esta situación, sigue siendo perentoria la labor exterior porque España necesita que se acelere la puesta en marcha de los acuerdos aprobados en el último Consejo Europeo de junio, en los que quedó establecido que se debe reforzar la unión monetaria y abordar la creación de un supervisor bancario único, sin el que la eurozona no tendrá herramientas para garantizar el futuro de la moneda única. La Comisión Europea debe comenzar sus trabajos en septiembre, pero el calendario está demasiado abierto para los intereses españoles y habrá que estar muy encima. Esta necesidad de quemar etapas, primordial para la estabilidad de la prima de riesgo, es uno de los asuntos que tratará el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el primer ministro italiano, Mario Monti, en la reunión que mantendrán en Madrid el próximo 2 de agosto.
Pero junto a la vigilancia atenta del comportamiento de los mercados y la labor diplomática, hay que continuar con el programa de reformas, que es la auténtica piedra de toque de la recuperación económica española. El jefe del Ejecutivo ha convocado en este mes de agosto tres consejos de ministros efectivos para acelerar la agenda política del segundo semestre, con objetivos tan trascendentales como la profunda reforma del sector energético, que es una de las que más dificultades presenta por la necesidad de conciliar intereses de muy diversos sectores. También se tiene que perfilar el proyecto de los Presupuestos Generales de 2013, sujetos, como es sabido, al examen de Bruselas.
El Gobierno, pues, no tendrá vacaciones, como otros muchos españoles que, en diverso grado, sufren las dificultades de la crisis. Tiempos de excepción a los que sólo se puede oponer esfuerzo y tenacidad.
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