Elecciones en Pakistán
El infierno de Malala
Los talibanes amenazan de muerte a la niña que tirotearon por querer ir al colegio. La pequeña se encuentra hospitalizada en estado crítico
La fotografía de la pequeña Malala Yousafzai sobre una cama de hospital y con un tiro en la cabeza ha dado la vuelta al mundo y es quizás una de las imágenes más incómodas para Pakistán, pues deja claro que en su territorio existe un conflicto. Los talibanes no sólo se responsabilizaron del cruel ataque a las niñas que salían del colegio y volvían a su casa en Mingora, en la región de Swat, sino que han vuelto a amenazar: «Si Malala sobrevive, la atacaremos otra vez». Lejos de retractarse del cobarde atentado, Ehsanullah Ehsan, portavoz de Tehrik-i-Taliban de Pakistán, explicó al diario «The Express Tribune» que «ella es pro occidente, hablaba en contra de los talibanes. Ella es joven, pero está promoviendo la cultura occidental en las áreas pastunes». Esa «ella» no es otra que Malala, una adolescente de 14 años que el martes fue atacada cuando iba en el autobús tras salir de su escuela. Shazia, otra niña, y una profesora también resultaron heridas.
«La nación reza por Malala», o «Aterrorizada, pero no silenciada» eran los titulares de portada de importantes diarios paquistaníes, e incluso, ante la conmoción, se organizaron protestas de apoyo a la joven y en contra de los talibanes. La sociedad paquistaní se sintió un poco aliviada cuando el doctor Taj Mohammed, quien la está tratando dijo a los medios que «una bala entró en su cabeza, pero su cerebro está a salvo. Está fuera de peligro». Malala fue víctima de dos disparos: en su hombro y en su cráneo, por lo que se temía por su vida e incluso los médicos señalaron que tendrá que ser trasladada al extranjero para recibir tratamiento.
El Gobierno, ante la expectación que ha causado su caso, tanto local como internacionalmente, condenó el ataque e insistió en que está determinado a apoyar la educación de las mujeres. Incluso el primer ministro, Raja Pervez Ashraf, trató a Malala como si fuera «su hija y la de los paquistaníes» para hacerles entender que «tenemos que luchar contra la mentalidad involucrada en esto». Desde Islamabad directamente anunciaron una recompensa de 10 millones de rupias para quien pudiera dar información sobre los terroristas que perpetraron el ataque.
Malala logró que la situación de las mujeres en el valle de Swat, donde se ha elevado la violencia desde que lo tomaron los talibanes en 2007, llegara a los ojos de la comunidad internacional. Con sólo 11 años, empezó un blog en la BBC en Urdu donde se enfrentaba a los talibanes e insistía en el derecho a la educación. «Lo que más me gusta de ella es su imparcialidad y sus ideales democráticos», reconoció su padre, Ziauddin Yousufzai, a la agencia Reuters.
✕
Accede a tu cuenta para comentar