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Emilio Gutiérrez Caba: «No es nada romántico invitar a una mujer a un gazpacho»

Emilio Gutiérrez Caba
Emilio Gutiérrez Cabalarazon

Ochenta películas, centenares de obras de teatro, decenas de series... En perspectiva: un estreno en Telecinco, una reposición en TVE y una nueva entrega de «Gran Reserva». Aún le da tiempo a pensar en su último «Drácula», dramatizar los textos de Stoker en cursos de verano como los de El Escorial y pensar en su próxima obra, «Poder absoluto», que se estrenará en Barcelona. Con una de las voces y presencias más poderosas del panorama actoral, tengo el privilegio de compartir un café de mediodía....

– «Al filo de la ley» regresa a la española y usted rodará para Telecinco una tv movie sobre los niños robados... ¡Es un non stop televisivo!
–Lo de Telecinco está muy bien, es un bonito proyecto. En cuanto a la reposición de la española, a ver si nos pagan, que llevan un año de demora...

–Todo el invierno con «Drácula», interpretando a Van Helsing.
–Van Helsing es el espíritu bueno del libro de Stoker, todo lo contrario a Drácula, que es el malo. Interpretarlo en el teatro no tiene la misma profundidad y riqueza que la obra literaria, pero fue una gran satisfacción, no sólo por hacer teatro, que me encanta, sino por la cantidad de profesionales que trabajaron conmigo, entre otros Ramón Langa, en el papel de Drácula, y Martín Rivas, interpretando al joven Jonathan Harker. Fue una experiencia excelente.

–El temor a lo desconocido es atemporal y universal. ¿Hoy en día Drácula podría ser un banquero o Merkel?
–No sé si uno en concreto o varios miles. Hay muchos vampiros de la incertidumbre...

–¿ A quién o a qué le hincaría el diente?
–A todo sistema fáctico que no hace lo que debe. La clase política debe darse cuenta de que no es una casta especial y estar aparte de la ciudadanía con pompa y distanciamiento.

–¿Y qué obra le espera?
–Es probable que realice un proyecto teatral que se llama «Poder absoluto», una obra de Roger Peña, que seguramente empecemos en el Villaroel de Barcelona en otoño.

–Acaba de donar a Aisge 29 grabaciones, entre las que se encuentran fragmentos del estreno de «Bodas de Sangre» en Argentina.
–No es que sean inéditas, es que se han recuperado. Las he ido comprando a lo largo de mi vida y quién mejor puede tenerlas que los actores.

–Se escucha a la actriz Lola Membrives, que encabezaba en reparto...
–Y a Ricardo Calvo, pero no a Lorca, desgraciadamente. Nunca grabó nada en voz, sólo conservamos imágenes sin audio...

–Hablando del mundo: si el capitalismo se ha autofagocitado, como dicen los economistas, ¿hacia dónde vamos?
–Es bastante incierto el nuevo orden mundial. Lo que queda pendiente es la gran batalla entre el poder financiero y el político. Si el político planta cara y dice que «hasta aquí hemos llegado», no harán nada, a pesar de Alemania...

–Las ganas de emocionar al público no se pierden. ¿Todavía alimenta el aplauso?
–Es como las verduras al vapor. Lo que te emociona es saber que estás haciendo algo distinto que el público aprecia. El aplauso es como sacar a un chef de la cocina para felicitarle por un gran plato. Produce satisfacción, pero sólo eso.

–Tiene que estar harto, de escuchar tanta loa y parabién de la familia de la que procede.
–Agradezco el amor a mi familia, sin duda, pero ya sabes que no te sirve a la hora de decir cada día lo que has de comer.

–Miguel Ríos dice que era bueno mirar atrás, de vez en cuando.
–Yo miro mucho por el retrovisor. Uno de los grandes males de nuestra sociedad es que mira poco hacia atrás. No lo digo por la nostalgia, sino porque te da perspectiva y te hace pensar que lo que tienes ahora no es equiparable; que estamos mal, pero no estamos saliendo de una gran guerra, ni de una contienda civil.... ¡Y eso ya es mucho!, ¿no?

–¿Por qué estamos resignadas al 90-60-90 y tener siempre 20 años?
–Ése es un mal social: que a muchos no les gusta ver la vejez

–A pesar del Photoshop...
–Pero crea una realidad irreal y unos cánones de «ser eternamente joven» que son una estupidez. No puedes llevar toda la vida pantalones cortos y una gorrita.

–La subida del IVA, ¿de qué forma va a fastidiar al teatro?
-Es una obscenidad. Atacar a lo más débil ha sido un acto muy cobarde.... Es una medida exagerada y abusiva que se debería haber consultado con los colectivos a los que afecta: el cine, el teatro, la literatura y el arte. Nos avergüenza de cara a nuestro prestigio cultural en Europa.

–¿Cómo es eso de que no es romántico invitar a una mujer a un gazpacho?
–Ni a un ajoblanco ni a un salmorejo. Es práctico, pero no romántico, es ajoso, líquido y poco práctico. Eso hay que tomárselo solo...


«Me iré a un lugar donde no haya noticias que me amarguen. Posiblemente a la Costa Brava. No huyo, lo que hago es estar tranquilo: Escribir, pensar, leer. En mi maleta no falta un buen libro. Si no existieran la literatura y la música, como decía Casals, la vida sería un exilio»