París
Los niños no quieren juguetes
Gracias al juguete y al juego el niño descubre su propio cuerpo, pone en alerta sus sentidos, coordina mejor sus movimientos y gana fuerza muscular. Jugar ayuda a desarrollar la imaginación y a afrontar los problemas con los que, años más tarde, cuando abandonan la edad de la inocencia, se topan los adultos.
Así lo afirma la Fundación Crecer Jugando, que trabaja por los derechos del niño. Juan Antonio Pastor, presidente de la fundación y de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), es rotundo: «Los juegos no pasan de moda. Son el primer contacto con los valores de una sociedad y trascienden cualquier cultura». Sin embargo, cada día los menores pierden antes sus valores infantiles. Los expertos adelantan la edad de la adolescencia a los 7 años.
El dato es malo pero el baile de la peonza sigue cautivando a cientos de niños, a pesar de los años. Su origen se remonta al antiguo Egipto, hace más de 5.000 años, pero las jugueterías de todo el mundo la siguen vendiendo, «al igual que el diávolo, las canicas, la muñeca o el monopatín.
Los niños buscan lo mismo, son muy flexibles. Son fáciles de complacer», asegura Alfredo Horta. Es el dueño del Bazar Horta, uno de los establecimientos más antiguos de Madrid. Se creó en 1931 y, a pesar de la crisis, abre sus puertas cada mañana. «Es triste, pero los pequeños dejan de pedir juguetes cada vez antes. Las niñas, a partir de los 11 años, ya no quieren saber nada de las muñecas. Lo que piden a los padres es un móvil o el temido video juego», explica a sus 70 años. Es su gran rival y no sólo en ventas. El video juego ha sido incluido dentro del catálogo de Bien de Interés Cultural (BIC). Un listado al que también quieren incorporarse los jugueteros. «Es un reconocimiento justo y así lo anunció la semana pasada la Unión Europea», expone Pastor.
El pasado 19 de mayo, el Consejo de Ministros de la UE reccordó que se deben fomentar «programas que garanticen las habilidades cognitivas y no cognitivas de los niños». Un aspecto que escasea en los países que lo conforman. Con los muñecos, los menores fomentan sus mecanismos afectivos. Los peluches les ayudan a no sentirse solos y con los juegos de construcciones «desarrollan la intuición», apunta el juguetero madrileño. En realidad todos los niños buscan lo mismo: un compañero de juegos. «En ocasiones, no les hace falta un juguete, con su imaginación les basta», puntualiza el presidente de AEFJ.
Manifestación de peluches
El próximo sábado 28 se conmemora el Día del Juego. En su reivindicación, 50 osos de peluche solicitarán la declaración del juguete como BIC en la entrada del Museo Reina Sofía de Madrid. «El juego es más antiguo que la cultura», en 1938, el antropólogo Johan Huizinga. Un argumento que mantienen hoy numerosos expertos. «Cuando vemos jugar a un niño, pensamos que está perdiendo el tiempo, y esto es un error, ya que el niño aprende, interioriza valores y desarrolla su psicomotricidad, lazos afectivos, inteligencia o autoestima cuando juega», afirma Inma Marín, profesora de Primaria y educadora social. «Nuestra biografía está hecha de juegos y juguetes», apunta Gonzalo Jover, catedrático de Teoría de la Educación de la UCM. Él es uno de los responsables del «Decálogo del juguete infantil», que explica los beneficios de esta herramienta como «potenciador del aprendizaje, de la diversión y de la socialización», entre otros aspectos. Es uno de los documentos que ha impulsado el Observatorio del Juego Infantil y que analiza los cambios de actitudes frente a los juguetes. «El juego ayuda a desarrollar aptitudes democráticas que, en la edad adulta, se fomentan a través del arte», explica Jover.
Ocio en el colegio
Pero, a pesar de su relevancia social, ni el juguete ni el juego atraviesan su mejor momento. El catedrático asistió la semana pasada a unas conferencias en Gran Bretaña y allí se ofrecieron datos alarmantes: «Un experto norteamericano aseguró que existía un informe en el que se refleja que los padres que salen a pasear lo hacían, en un 40 por ciento, para sacar al perro, frente al 10 por ciento que optaban por jugar con sus hijos». Un dato sobrecogedor al que se suma otro más cercano: «En España, los niños pasan más de 450 horas de ocio en el colegio. Pero los centros no fomentan el juego y menos el juguete. En los recreos no tienen opciones. Sólo hay canchas, no hay zonas de juego, ni de simulación. Prohíben el juguete porque les molesta», asegura Juan Antonio Pastor. De ahí el abandono precoz de los menores, «si no les damos el tiempo y el espacio necesarios para que se diviertan, es normal que busquen otras vías», añade.
España es la segunda potencia europea en exportación de juguetes y es que en nuestro país se consume mucho menos de lo que se fabrica, a pesar de ser pioneros en I+D+i –el Instituto Tecnológico del Juguete Español es uno de los punteros del mundo–. Los alemanes, en especial la localidad de Nuremberg, y los países nórdicos nos sacan mucha ventaja. «El clima mediterráneo y las actividades extraescolares le roban tiempo al juguete», explica desde su bazar Alfredo Horta. No obstante, y como nos enseñan generación tras generación los niños de «Verano azul», hay «cachivaches» que no pasan de moda. Como la bicicleta. Sus ruedines siguen siendo un reto para cualquier pequeño. La muñeca. El «juguete universal», según los expertos. El Scalextric, confirman los padres. El parchís, que sirve para pequeños y adultos. O los «fuertes de indios y vaqueros». El entretenimiento favorito de Alfredo Horta, que os sigue vendiendo en su tienda de la capital.
La muñeca, la más universal
El balón o el caballito de madera. Cada uno tiene su preferido, pero, según los fabricantes, el más global es la muñeca. «No conoce fronteras», declara Pastor. Por eso, las tiendas de coleccionistas ofrecen multitud de modelos. Junto a ellas, museos tradicionales como el de Albarracín se convierten en máquinas del tiempo. Así, en París, se ha inaugurado una muestra que analiza la Historia a través de la evolución de las muñecas.
«Se juega en casa y solos», por Gonzalo Jover
¿Por qué en España se da tan poca importancia al juego y al juguete?
-No se le da poca importancia, sino que tiende a concentrarse en momentos muy determinados, especialmente en torno a la Navidad.
¿Los niños de hoy juegan menos?
-Lo que ha cambiado fundamentalmente son las oportunidades de jugar. Las personas de mi generación jugábamos en la calle con los amigos; hoy se juega más en casa y solitariamente.
¿Cómo habría que fomentar el juguete?
-Habría que fomentar que jugar no es perder el tiempo, sino ganarlo. Esto es muy difícil en una época en la que prima lo que tiene un rendimiento tangible inmediato.
¿Fallan las motivaciones en el sistema educativo?
- Sí. El objetivo es aprender para aprobar, lo que hace que no se valoren actividades, como el juego, que no son productivas y las realizamos simplemente por el placer de juagar y divertirnos.
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