Sevilla

Juan Espadas vende «ilusión» en tiempos de «vacas flacas»

 El presidente andaluz exige a su candidato que abandere la «igualdad de oportunidades» en la ciudad en un multitudinario «bautismo» oficial en Fibes

José Antonio Griñán y Juan Espadas en un mitin
José Antonio Griñán y Juan Espadas en un mitinlarazon

A las siete y once minutos de la tarde de ayer, con la sala principal del Palacio de Exposiciones y Congresos de Fibes –mil plazas– repleta y el himno de su partido ahogando los aplausos del respetable, Juan Espadas subió al escenario de su «bautismo» de masas como alcaldable del PSOE, apadrinado por el presidente andaluz y secretario regional socialista, José Antonio Griñán.

A la izquierda del candidato se situaban su segundo valedor y responsable provincial, José Antonio Viera; la secretaria de Organización del PSOE andaluz, Susana Díaz, y hasta el ex vicepresidente, histórico socialista y autodescartado alcaldable Alfonso Guerra. Varios puestos más allá, el regidor, Alfredo Sánchez Monteseirín, que no eligió el mejor día para su «paso atrás» en favor del candidato: sus compañeros le devolvieron el «favor» con elogios a la transformación de la ciudad, pero sin voz para defender su gestión en persona.

Buena parte de los invitados de las 300 asociaciones y colectivos presentes en Fibes, según la presentadora del acto, siguieron los discursos de pie, en los pasillos y escaleras del recinto, resistiéndose a pasar a otra sala –con 400 plazas– preparada al efecto.

Todos querían asistir en vivo y en directo al inicio de una nueva fase de la candidatura socialista. Como le recordaron tras describirle como «político de cuna» y antes de que subiera al estrado, «escuchar es más importante que hablar», pero tras «meses de duro trabajo» recorriendo la ciudad y tomando nota de las demandas ciudadanas, quedan «algo más de cuatro meses para las elecciones municipales» y «Juan Espadas va tener que hablar mucho».

Para empezar a desgranar sus propuestas para Sevilla, el PSOE probó con un «coloquio a la americana» entre José Antonio Griñán –Pepe, para los asistentes– y el propio alcaldable, quien se esforzó por dar la réplica «a la sevillana» de los objetivos de gobierno de su «jefe» en materia de empleo, desarrollo económico o educación.

Al menos, el presidente andaluz comenzó confirmando la importancia estratégica de la capital y proclamando, por tanto, que «ser alcalde de Sevilla es más importante que ser ministro», porque quien ostente este puesto siempre será un «referente nacional e internacional». Su apuesta sigue siendo Juan Espadas, a quien describió como un «hijo de las políticas socialistas de Felipe González y Alfonso Guerra» que «sabe comprometerse».

Griñán también concedió su «sitio» al alcalde, aunque de lejos. Recordó que «nuestra gran ventaja» de cara a la próxima cita electoral es que «el PSOE ha hecho cosas». Antes, «desde Manuel del Valle a Monteseirín, no se hizo otra obra que la portada de la Feria», ironizó. Después se dirigió directamente a «Alfredo» al destacar que «Sevilla es el mejor ejemplo de que hay que hacer reformas, de que en política no vale la cobardía».

El dirigente socialista exigió a su candidato que sea el «alcalde de la igualdad de oportunidades» en la ciudad y, durante la charla, Juan Espadas contestó apuntando sus propuestas para conseguirlo: participación mediante la descentralización administrativa a través de los once distritos, crecimiento económico rentabilizando el carácter metropolitano de Sevilla y, sobre todo, «ilusión».

Después, ya tras el clásico atril, el candidato socialista insistió en brindar la misma «ilusión». Es lo único que va a sobrar –como advirtió a los presentes, «nos han tocado las vacas flacas»–, además de «diferencias» con el Partido Popular, a quien dedicó buena parte de su discurso para criticar su «silencio ideológico», su oposición a la igualdad de oportunidades y su negativa a combinar tradición y modernidad.