Demagogia o no

El PSOE se ha apresurado a tildar de demagogo a Rajoy por mostrarse partidario de revisar el sistema de pensiones de diputados y senadores y eliminar sus privilegios respecto al resto de los ciudadanos. Una propuesta en sintonía con el sentir de la calle que sufre situaciones de precariedad en el empleo, paro, falta de recursos, ausencia de ingresos..., mientras que la clase política no abandona los lujos que satisface con dinero público. Los socialistas tienen todo el derecho a dudar sobre la seriedad del líder del PP, pero existe una manera fácil de comprobar su sinceridad: adherirse a la iniciativa «popular», forzar una votación y ver si se trataba de un farol o, por el contrario, forma parte de su nuevo programa para ganarse la confianza de los ciudadanos que, de momento, tienen una pésima opinión de la clase política. (Los parlamentarios consiguen la pensión máxima tras 11 años de cotización y el 80% con ocho; mientras que los ciudadanos han de cotizar 15 años para obtener la mínima y 35 para la máxima). Así pues, el exabrupto incita a creer que el PSOE desea continuar con el estatus especial para sus cargos electos, en consonancia con lo que votó junto al PP hace un mes en Congreso y Senado. No es de extrañar que el PSOE se empecine en su postura pues el «Reglamento de pensiones parlamentarias y otras prestaciones económicas» que rige hoy fue aprobado en julio de 2006, con Zapatero en La Moncloa. En cambio, el radical e inteligente cambio de posición del PP muestra cintura y olfato político.